Este fue el primer paso, todavía no consciente, de una nueva disciplina científica, la Sistémica. En 1972, desde el prestigioso MIT, Forrester y los Meadows integraron las interacciones entre múltiples cinéticas exponenciales en un modelo planetario, que predecía grandes crisis de civilización a causa del agotamiento de muchos recursos naturales. Su libro, “Limits to Growth”, fue muy criticado, pero introdujo la Sistémica en el pensamiento socioeconómico. Esto fue posible gracias a los avances que ya estaban teniendo lugar en las capacidades de computación. Desde entonces, la Sistémica ha demostrado sus enormes posibilidades en la previsión meteorológica a corto plazo, se está aplicando con éxito a la previsión climatológica a largo plazo, e irrumpe en áreas como la Economía, la Educación y el mundo de la empresa. Incluso está presente en campos muy calientes de la nueva biología, como la Proteómica, y será esencial en la investigación del funcionamiento del cerebro.
Pero la Sistémica es todavía una ciencia muy joven, que además encuentra dificultades importantes en su camino. Incluso los sistemas aparentemente más simples se revelan demasiado complejos para una modelización que aspire a ser lo suficientemente fiable en el largo plazo. Si además tenemos en cuenta el hecho de que muchos sistemas tienen componentes caóticos, la situación empeora, porque muchas variables de estos sistemas solo podrán tratarse en términos probabilísticos, lo que puede convertir las predicciones a largo plazo de un sistema conjunto en una tarea sencillamente imposible.
Por eso una técnica poderosa de investigación del futuro es la de la construcción de escenarios. Conceptualmente es muy simple, aunque su implementación puede resultar laboriosa, porque requiere un conocimiento preciso del estado presente del sistema que estamos estudiando, de manera que identifiquemos sus variables más significativas, que muchas veces están escondidas. Se procede del modo siguiente: una vez elaborado ese conocimiento de lo actual del sistema, se construyen, a modo de maquetas o modelos, posibles estados futuros del mismo. Uno de estos estados es lo que se llama un escenario, que debe poder describirse también con la máxima precisión, por muy imaginario que sea. Se determina entonces la consistencia de este escenario, su viabilidad, con una aproximación parecida a la del argumento matemático de la reducción al absurdo. Y a partir de aquí se extraen conclusiones prácticas para el presente.
Algunas aplicaciones de la técnica de escenarios son tan claras como inmediatas. Pondré un ejemplo. Desde hace algún tiempo, los políticos y los medios nos amenazan con una quiebra futura del sistema de pensiones, basada en el envejecimiento de la población y en anticuadas técnicas proyectivistas. Pero imaginemos un escenario para el 2050 en el que una mayoría de la población sea más que sexagenaria, con una esperanza de vida de 120 años. ¡Aparece inmediatamente como obvio que en tales circunstancias, la edad de jubilación no será los 65 años, ni habrá prejubilaciones a partir de los 50! Porque es imposible que esos abundantes sexagenarios estén pochos, sino rebosantes de una vida que va a ser muy larga. Luego el sistema de pensiones no quebrará, pero las condiciones y la naturaleza del trabajo sí habrán cambiado radicalmente, y con ellas todas las estructuras de la vida social. Éste será el verdadero reto, a cuyo estudio deberíamos dedicarnos desde ahora.
El blog, como sistema que es, puede asimilarse a un organismo vivo, propenso a sufrir infecciones mediadas por blogococos (los blolls de la terminología americana) que degeneren en trastornos orgánicos a los que llamaré blogorreas (un término también americano) que pueden llegar a ser letales. Por poner un ejem-plo, el blog de Arcadi, tal y como fue y lo conocimos, murió posiblemente a consecuencia de una gravísima blogorrea, cuyos posibles blogococos causantes están en la mente de todos los veteranos que en este Nickjournal proceden de aquél.
¿Cómo podemos construir escenarios alrededor del Nickjournal? Entre otras alternativas, podemos imaginar cómo puede ser nuestro blog en un futuro previsible, o describir su situación cuando en el seno de una profunda crisis, p.e. una grave blogorrea. De acuerdo con ello, hay dos escenarios que me gustaría dejar planteados aquí, para reflexión de todos mis colegas Nickjournalistas:
- El primero es un escenario de éxito. El Nickjournal se ha consolidado como un blog influyente, con muchos lectores diarios, dada su capacidad de recoger opiniones razonadas y plurales sobre temas de actualidad o alcance, a la calidad de sus textos y a la riqueza de contenidos de su sábana, sometida a un con-trol riguroso que no reduce sin embargo su libertad de expresión. Dispone además de un software propio que incorpora avances tecnológicos muy importantes respecto a la situación actual.
- El segundo es un escenario de enfermedad. El Nickjournal sufre una gravísima blogorrea, infectado por blogococos cuya obsesión, racional o psicótica, es acabar con el blog. Utilizan tácticas de filibusteristas bordes. Las sábanas se han vuelto tan caóticas y desagradables que es muy difícil encontrar en ellas los textos interesantes que sin duda contienen. Disminuye el número de lectores y aumenta el abandono de los comentadores y articulistas, así como la presencia de blogococos. Al blog no le quedan muchos días de vida, a no ser que se encuentre pronto un remedio.
La pregunta estratégica es: ¿cómo estar razonablemente seguros de que se camina en la dirección de un escenario de éxito, alejándose a la vez de cualquier escenario de enfermedad? La consideración detenida de estos escenarios debe permitir descubrir muchas medidas que pueden tomarse en el presente para llegar a conseguir o eludir lo que uno u otro nos predicen. Siempre, por supuesto, que se actúe con la cautela nacida de comprender que todo esto, como la misma vida, es endiabladamente complicado. Y sin olvidar nunca la vieja sentencia estratégica: si quieres vivir en paz, prepárate para la guerra.
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