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10 febrero 2007
En tercera
“Un viaje en tercera clase es instructivo, si uno se cansa de observar, y divertido. Los pasajeros son variopintos y comunicativos. Así, se entera de retazos de vidas verdaderamente inéditas. Los aristócratas, los burgueses y los nuevos ricos en todas partes son iguales. Todos procuran llevar la consabida máscara y, en el curso de un viaje, raramente puede uno penetrar detrás de ella. En la tercera clase de los grandes vapores se encuentran personas extrañas y sencillas, náufragos de la vida o que luchan a tumba abierta por someterla, aventureros y comerciantes, estudiantes, actores”.

El párrafo es de Mircea Eliade, pertenece a Falso diario de a bordo, Port Said, y lo cita el profesor Mircea Handoca en su prólogo al libro de reportajes de Eliade La India, traducido del rumano por Joaquín Garrigós. Esta certera apreciación sobre los viajeros puede servir también para la comunidad española que frecuento en Bucarest.

(Bucarest, por Happel)

Los estudiantes erasmus son iguales en todas partes. Viven en una continua euforia, cargante, vacía y a menudo impostada, presos la responsabilidad de tener que vivir uno de sus mejores años de sus vidas, de viajar a cuantos más lugares – léase países o puntos de referencia turística –, de hacer más fiestas y conocer más jóvenes europeos que por lo general difieren muy poco los unos de los otros. Las cosas cambian entre los profesores, empresarios, diplomáticos o vergonzantes turistas sexuales. Se encuentran personas extrañas, pocas veces sencillas, náufragos de la vida o que luchan a tumba abierta por someterla. Una vida que, a diferencia de la de los estudiantes, tiene ya el músculo suficiente para dominar o atormentar al hombre, para batirse con garantías con él por su control. Se entera uno de retazos de vidas verdaderamente inéditas.

Bucarest no es Londres, ni siquiera Praga o Varsovia, de momento. Acabar aquí exige una explicación. O se busca algo o se escapa de algo. Dinero, sexo, cariño, ruptura. Muchos encuentran también soledad, melancolía, dudas, miedos. Están también las casualidades, los golpes del azar que dan volantazo a un destino. Pero casi nadie ha dejado demasiado atrás, o no demasiado bueno. No saben cuándo volverán ni cuánto les queda aquí. Van pasando, buscando paliativos en los placeres y el calor humano, con el consuelo algunos de estar haciendo mucho dinero – que algún día... Pocos hablan abiertamente, pero lo dejan entrever en respuestas resignadas y expresiones dolorosamente irónicas. Se ven mejor cuando se ha hecho de noche, nieva y hace frío, cuando hay que tener cuidado, camino del apartamento amplio y desangelado de algún joven especulador, de no meter un pie en un bache en medio de la oscuridad de las callejas bucarestinas. Dentro bebida y música en torno a una mesa, y con el tiempo una camaradería noble que sólo he visto en mi pueblo, en otras tardes frías y oscuras, con otros hombres muy distintos, también náufragos, sometidos o dominados.

(Escrito por Happel)

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Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 0:54:00 CET

[198] Escrito por: Al59 - 11 de febrero de 2007 0:49
____________________________

Música de ascensor: ja! Me da usted mucha pena: don Cicuta García Calvo le ha estragado el gusto. Aunque Os Mutantes *también* molan cantidubi.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 11 de febrero de 2007, 0:57:00 CET

gengis, una cosa es el suicidio como inevitable y otra reconocer que hay enfermedades físicas o mentales que tienen como consecuencia la enajenación. En verdad es mas para consolar a los que quedan que por castigar a alguien que ya no sufre ni padece

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 0:59:00 CET

Montano: es como si me sale con un vídeo de Andrés Segovia y me dice que eso sí que es música y tal. Lo mire como lo mire, los preciosismos que le pirran aburren a los elefantes (por mucho que se digan bailongos). (Si me hubiera puesto a Jobim, quizá nos entendiéramos.)

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:04:00 CET

[203] Escrito por: Al59 - 11 de febrero de 2007 0:59
_____________________________

Jajajaja: mucha pena. Me da usted muuuuuuuuuucha pena. Se le pone delante de las narices el equivalente actual de Horacio, y usted sale con esas. ¡No se merece usted el latín! ¡Olvídese del latín inmediatamente! ¡Es usted indigno del latín!

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:06:00 CET

Dijo y digo yo:

(...) Si el vino se transustancia en sangre deja de ser vino y, por ende, no se comporta como vino.

---

1. Al tratarse de una verdadera transustanciación, me imagino que el vino deja de serlo, esto es, la sustancia-vino se transforma en la sustancia-sangre.

2. Al tratarse sólo de una transustanciación, es decir, de una transformación sólo de la sustancia, supongo que su apariencia, su comportamiento, no cambian.

Si no entiendo mal la idea rebuscadísima de transustanciación, se trata de una maravilla de la ingeniería conceptual. Lo que nos dice el sentido común, al menos desde que Aristóteles se lo dictó al sentido común, es que los cambios son accidentales o sustanciales. En los primeros, unos accidentes son sutituidos por otros, a la vez que la sustancia, el sustrato, el soporte, permanece; en los segundos, son sustituidos los dos: sustancia y accidentes.

La audacia teológica fue la de concebir un cambio nada más que sutancial, es decir, la sustitución de una sustancia a la vez que los accidentes permanecen. La posibilidad lógica, el hueco categorial existía; sólo hizo falta verlo. Y los científicos de Dios lo vieron.

Dados en una cosa cualquiera los términos S(ustancia) y A(ccidentes), habían sido pensadas desde Aristóteles dos posibilidades:

- Un A es sustituido por otro A y permanece S: cambio accidental.

- S y A son sustituidos por otros S y A respectivamente: cambio sustancial.

La teología cristiana completó el cuadro con:

- S es sustituido por otro S y A permanece: transustanciación, un concepto, como se ve, lógicamente posible, aunque empíricamente imposible.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:08:00 CET

A usted lo que le gusta, amigo Al59, es el Leño y el Ñu de Bremaneur: así que olvídese usted de Roma y váyase con Atila. ¡Fuera del latín, hop, hop! ¡Usted no se merece el latín!

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 1:08:00 CET

Es que Horacio, la verdad... Catulo o Virgilio, Teócrito o Safo, cuando quiera, pero Horacio es, efectivamente, un aburreovejas áureo.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:13:00 CET

Al59 dijo...
pero Horacio es, efectivamente, un aburreovejas áureo.
_______________________________

Pues eso no se lo diga a su querido don Cicuta, que tradujo magníficamente algunas odas. Creo que ya hablamos una vez aquí de un recitado de Horacio que le escuché hace tiempo, y que es, definitivamente, lo mejor que le he oído nunca a don Cicuta. Si no le gusta ni Horacio ni João Gilberto no es porque ellos sean aburreovejas, sino porque usted tiene unos oídos algo duros, incapaces de captar los matices más delicados: la tempestuosa variedad de la calma.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 1:14:00 CET

Ya ve lo fácil que es escandalizarlo, Montano. Las cosas son como son: el Savater de La piedad apasionada da cien vueltas al de ahora, Catulo vale mil Horacios y aquí el único que ha cantado bien en latín es Chicho Sánchez Ferlosio, aporreando en su guitarra el Carmen Saliare hasta caer rendido.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:18:00 CET

No tanto, querido Al59. El Savater primero, aquel del que usted colgó tantos fragmentos, era un gran Savater, sí, pero demasiado verboso... y bastante enturbiado por la retórica francesa de los sesenta-setenta. El mejor Savater es el de después. El mejor Savater es el de "A caballo entre milenios" y el de "Mira por dónde".

 

Escrito por: Blogger Selma - 11 de febrero de 2007, 1:21:00 CET

(Muchas gracias por la felicitación, Neguev)
----

La fruta existe pero la mano es corta
y el sauce tiene sed sobre el banco del río.
Hay un comienzo para todo lo que está plantado en la tierra
Porque el fin es un cero a la izquierda de la verdad.
Tu viaje puede durar en esta época de farsa,
hasta que se seque la tinta sobre el papel.

No pregunté dónde empieza el hilo
Y adónde va la montaña después de acostarse en el mar:
A cada cosa su tiempo antes de Adán y Eva,
Calculado primero con la máquina del tiempo.
Para entender la lengua de los orígenes
hay que leer lo escrito en paredes reales.

Yusuf al Jal
El segundo nacimiento

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:22:00 CET

mandarin goose dijo y gengis kant interpoló:

gengis, una cosa es el suicidio como inevitable y otra reconocer que hay enfermedades físicas o mentales que tienen como consecuencia [se supone que inevitable] la enajenación. En verdad es mas para consolar a los que quedan que por castigar a alguien que ya no sufre ni padece [si es que les consuela oír que esa muerte no fue la más digna de las muertes, o sea, una muerte voluntaria, romana: puede que un mito, pero literalmente magnífico].

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 1:22:00 CET

Por supuesto que Horacio es un aburreovejas genial: no sólo en esas odas modélicas, sino en los epodos calenturientos en los que azuza los perros contra la bruja Canidia. Hablamos de los clásicos, Montano. O sea, todos esos libros que des Esseintes no quería ver ni en pintura.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:26:00 CET

[213] Escrito por: Al59 - 11 de febrero de 2007 1:22
_______________________________

Es que Des Esseintes es un pecado de juventud. Podría decirse de Des Esseintes lo que antes se decía del comunismo: "Quien a los veinte años no ha sido DesEsseintiano, es que no tiene corazón; y quien lo sigue siendo a los cuarenta, es que no tiene cabeza". Viva Horacio pues, que al menos respetaba a las tortugas!

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 1:29:00 CET

Mira por dónde es un gran libro, desde luego. Sobre todo cuando (y porque) vuelve a esos tiempos en que aún no intentaba ser, en sus propias palabras, un ciudadano de pro, un pensador con certificado de buena conducta.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:31:00 CET

Claro: el Savater de entonces es el mejor... si lo cuenta el de ahora.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:32:00 CET

De todas formas, ya le digo que el Savater de entonces también me gusta entonces. Aquel memorable "Sermón de Sanlúcar", por ejemplo, que algún cirujano debería incrustarle en el cerebro a la ministra Salgado...

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:32:00 CET

mandarine, no me gusta ser humano; no obstante, y sin que sirva de precedente, le diré que entiendo de qué está hablando. Y lo respeto.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:36:00 CET

Momento estelar:

Al59 dijo...

Mira por dónde es un gran libro, desde luego. Sobre todo cuando (y porque) vuelve a esos tiempos en que aún no intentaba ser, en sus propias palabras, un ciudadano de pro, un pensador con certificado de buena conducta.

J. A. Montano dijo...

Claro: el Savater de entonces es el mejor... si lo cuenta el de ahora.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 1:40:00 CET

[214] Cuénteselo a su admirado Villena. Para disfrutar de Horacio hay que pensar a veces que lees al Luis Alberto de Cuenca de la época, tan sentido como frívolo. Oda III 9, tr. Fernández-Galiano:

«Mientras yo te gusté y alguien
más afortunado sus brazos no echaba
en torno a tu blanco cuello,
al rey de los Persas vencí en ser dichoso.»

«Mientras no te consumió otro
fuego ni quedaba Lidia tras de Cloe,
Lidia la tan celebrada,
yo fui más ilustre que llia la romana.»

«Me rige hoy la tresa Cloe,
experta en los dulces ritmos de la cítara:
no temo morir por ella
si a mi alma los hados con vida respetan.»

«Yo ardo en la llama recíproca
de Cálais, el hijo de Ornito el turino:
por él muriera dos veces
si al mozo los hados con vida respetan.»

«¿Y si volviera la antigua
Venus a reunirnos con yugo broncíneo?
¿Y si echo a la rubia Cloe
y a la rechazada Lidia abro la puerta?»

«Aunque es más bello que un astro
y tú más ligero que el corcho y al ímprobo
Hadria en tus iras superas,
prefiero contigo la vida y la muerte.»

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:46:00 CET

The child is grown, the dream is gone

http://www.youtube.com/watch?v=tkJNyQfAprY

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 1:48:00 CET

Se adentra en lo contrafactual: nunca sabremos cómo habría podido contar el joven Savater los hechos del Savater maduro. En La tarea del héroe, eso sí, los dos se tocan, como en ese cuento de los dos Borges: he sido un revolucionario sin ira; espero ser un conservador sin vileza.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:49:00 CET

Dead Can Dance. The carnival is over

http://www.youtube.com/watch?v=LtNFQ7RJbaQ

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 11 de febrero de 2007, 1:56:00 CET

De todas formas no está mal haber sido dos por lo menos, ¿eh? Su querido don Cicuta, tan enemigo de la identidad, tan heracliteano, lleva ya siglos persistiendo parmenídeamente en lo idéntico :-)

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 1:58:00 CET

El (siniestro) protagonista de una vida acabada.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 2:00:00 CET

Hora de apagar. Una delicia la canción de Dead Can Dance, que no conocía. La verdad es que ha salido una selección musical notable, digna por lo lindo y variopinto de un Diego Manrique. Ya se me había olvidado que el blog también puede salir así.

 

Escrito por: Blogger Al59 - 11 de febrero de 2007, 2:06:00 CET

[224] Pues, aunque tiene razón a grandes rasgos, no crea. Su discurso sobre lo real, lo ideal, etc., se ha pulido mucho con el paso del tiempo. Cuando tengo ocasión de acudir a la tertulia del Ateneo me sorprende qué lejos anda de los atisbos de los 80. (En Actualidades, por otra parte, encontrará muchos García Calvos anteriores: entretenidas loas de la democracia y de Dios, por ejemplo.)

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 2:14:00 CET

Dead Can Dance. The Carnival is Over.

Outside
The storm clouds gathering,
Moved silently along the dusty boulevard.
Where flowers turning crane their fragile necks
So they can in turn
Reach up and kiss the sky.

They are driven by a strange desire
Unseen by the human eye
Someone is calling.

I remember when you held my hand
In the park we would play when the circus came to town.
Look! over here.

Outside
The circus gathering
Moved silently along the rainswept boulevard.
The procession moved on the shouting is over
The fabulous freaks are leaving town.

They are driven by a strange desire
Unseen by the human eye.
The carinval is over.

We sat and watched
As the moon rose again
For the very first time.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 2:57:00 CET

Una joya. Paint box.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 11 de febrero de 2007, 3:01:00 CET

Escrito por: Blogger Bremaneur - 11 de febrero de 2007, 7:53:00 CET

Símbolos
JON JUARISTI

NO es bueno que los símbolos nacionales bajen a la calle. Su lugar ideal está a la altura de los balcones, pero cuando descienden masivamente hay que preguntarse a qué se debe y no ponerse a improvisar paridas torticeras sobre la normativa oficial de uso de banderas e himnos, sobre todo si nunca antes se ha esgrimido la misma frente al rodillo secesionista que ha impedido sistemáticamente la ostensión de los símbolos de España allí donde los separatismos mandan. Banderas e himnos hacen visible y audible la nación, y durante muchos años, en el País Vasco, sin ir más lejos, lo único que se ha visto y escuchado es el color y la música de proyectos étnicos alternativos y contrapuestos a la nación española. La reacción enfurruñada de los socialistas al uso del himno nacional en la manifestación contra ETA convocada por el Foro Ermua en Madrid el pasado día 3 plantea dudas legítimas acerca de la disposición de la izquierda a asumir los compromisos constitucionales. Más aún: suscita la sospecha de que la izquierda mantiene respecto a la Constitución reservas mentales tácitas perfectamente equiparables a las que los nacionalistas vascos y catalanes no se cansan de explicitar.

Es comprensible que los símbolos nacionales no despierten entusiasmo, porque ha faltado una pedagogía que esclareciera su origen y significación. Coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario de la coronación del actual monarca, el Centro de Estudios Constitucionales -dirigido entonces por Carmen Iglesias- editó un primoroso trabajo colectivo sobre los símbolos de España al que contribuyeron historiadores, musicólogos y especialistas en heráldica y vexicología. Lástima que no exista una edición popular del mismo ni una versión para escolares. No se trata de introducir de forma subrepticia en los planes de estudio una nueva versión de la Formación del Espíritu Nacional, pero sería pertinente que la enseñanza de la Historia incluyera una explicación -obviamente histórica- de los símbolos de la nación, como sucede en toda tierra de garbanzos. Los escolares británicos aprenden que su bandera es el resultado de la fusión de las enseñas de Inglaterra y de Escocia y que fue adoptada por el Reino Unido a comienzos del siglo XVIII. Los alumnos franceses explican sin vacilar que el color blanco de la bandera de la República, creada en la Revolución, es un legado de la monarquía y hasta los chavales irlandeses saben que la suya funde los colores de los orangistas y de los nacionalistas desde la época de Wolfe. Por el contrario, no hay un estudiante español que no crea que la bandera de su país la inventó Franco e incluso muchos adultos están convencidos de que es el resultado de una modificación perversa de la enseña tricolor republicana y les causa estupor enterarse de que sucedió justamente al revés.

La zarabanda neoheráldica de las autonomías produjo efectos asimismo aberrantes. En el País Vasco, por ejemplo, los nacionalistas montan una escandalera cada doce de octubre con el pretexto de que España sigue celebrando el Día de la Raza (lo que es falso), pero silencian el hecho de que la denominación del himno oficial de la comunidad autónoma -que es el himno del PNV, compuesto por Sabino Arana Goiri- sea Eusko Abendearen Ereserkia, o sea, «Himno de la Raza Vasca». Ahora bien, la desfachatez abertzale encuentra campo abonado en la desidia oficial en todo lo referente a la pedagogía de los símbolos, que se ha debido tanto al temor de resucitar viejas querellas como a la creencia ingenua de que la única función de aquellos consiste en despertar emociones. El resultado de esta inhibición, casi tres décadas después del pacto constitucional, es que, efectivamente, los símbolos levantan emociones, pero insanas y encontradas y que, lejos de mover a la unidad, inducen a la bronca. Los ciudadanos, en fin, deberían conocer la historia y el significado de sus símbolos colectivos, porque la adhesión a los mismos, con independencia de sus dimensiones emotivas, necesita una justificación racional no muy distinta de la que se exige a todas y cada una de las leyes.

 

Escrito por: Blogger Unknown - 11 de febrero de 2007, 18:53:00 CET

[81] Escrito por: gengis kant - 10 de febrero de 2007 18:27

Toda concepción del hombre como un ser determinado hace de él una cosa, lo que choca con el concepto mayúsculo de la libertad que permea la vida moderna, desde el consumo religioso al textil. No obstante, no descarto que la apuesta por un uso menos desaforado del valor de la libertad pueda ser llamado legítimamente 'liberalismo'.
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Lamento de verás haberme perdido la discusión de ayer, estimado gengis. Aunque tarde, he leído con interés sus comentarios y no puedo por menos que darle la razón en las dos cosas que señala, especialmente la segunda.

 
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