Y entrenó
JUAN CARLOS TONTAUTA
LIBERTAD GENITAL
Miércoles, 11 de abril de 2007
Hoy se ha conocido la carta mediante la que Díaz de Mera ha tratado de hacer las paces con la justicia. Se ha omitido el parágrafo segundo, que es donde figuraba el nombre de la fuente que le dio a conocer la existencia del informe donde se relacionaba a ETA con los islamistas y con el 11-M, y se ha sustituido los nombres de ciertos cargos policiales por sus números de carnet profesional. Da igual. En menos que tarda un helado en derretirse en agosto en la playa, todos los nombres han sido conocidos y todos los implicados se han desmarcado del ex director general de la Policía. Si hace unos días me decía que había que entrenar para ser más idiota, hoy he comprobado que Díaz de Mera entrena duramente. Es un sacrificado del gimnasio de la idiotez. Mira, conspiranoia, tu aflicción. Y en el Partido Popular a por gambas.
A Cero07.
La carta, tal como ha sido hecha pública por el Tribunal presidido por Gómez Bermúdez, ofrece una tercera versión por parte de Díaz de Mera respecto del famoso informe. Lo que dijo en la COPE en septiembre de 2006, que ya no era lo mismo que dijo ante el Tribunal a finales de marzo, vuelve a cambiar ahora en lo comunicado a la Sala Segunda de lo Penal de la Audiencia Nacional. Se supone que esta versión durará hasta la próxima cita judicial de Díaz de Mera, donde es posible que la pula en aras al virtuosismo declarativo.
Así, por ejemplo, en septiembre de 2006 el informe era obra de dos autores, un hombre y una mujer. Y tal mantuvo en la vista del 11-M. Pero en la carta de hoy, ese hombre y esa mujer han sido relegados al cubo de los anónimos amanuenses sin importancia, ya que al parecer solo se encargaron de repasar la redacción final. Hoy, el autor del informe original es el ex Jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI), carnet profesional número 18.864, conocido en el siglo como Domingo Pérez Castaño, actualmente en la comisaría de Madrid-Ciudad Lineal. Pero Domingo Pérez Castaño, cuando salió su nombre como presunta fuente de Díaz de Mera en una información de El País, desmintió todo: que por causa del informe que le encargó Telesforo Rubio, entonces comisario general de Información, hubiera tenido desavenencias con él; que hubiera manifestado ante terceros esas falsas desavenencias; que hubiera tratado nunca con Díaz de Mera, directa ni indirectamente —lo que excluye que hubieran tratado de este informe en particular—; o que hubiera causado baja en su puesto en la UCI por sentirse presionado en modo alguno por el enfoque que debiera adoptar ningún informe.
En la versión de hoy, con todo, entre el autor del informe original, Pérez Castaño, y los hombre-y-mujer que al final revisan la ortografía y la sintaxis, aparece un intermediario y un culpable de «manipulación del informe»: el carnet profesional 13.610, que no es otro que el comisario José Cabanillas, actual jefe de la UCI, puesto en el que sucedió a Pérez Castaño, y que, para que la risa sea completa, está llamado a declarar como testigo en la Casa de Campo un día de estos. Se da el caso, además, de que unos diez días antes de que Díaz de Mera se negara a darle el nombre de su fuente al juez Gómez Bermúdez, el comisario Cabanillas concedía una entrevista a la Cadena SER donde descartaba por completo una presunta colaboración onceémica entre ETA y los terroristas islámicos. Es decir, puestos en perspectiva, Cabanillas reiteraba ante los micros radiofónicos cuanto había «manipulado» (en la jerga diazmeresca) en el magnífico informe redactado originalmente por Pérez Castaño.
Cuando el mal judicial ya había sido hecho, Díaz de Mera no tardó en buscar una salida. Y lo hizo telefónicamente, ya que, de repente, por artes acaso mágicas, el teléfono que quizá estuviere pinchado por los malos —temor que manifestó a su señoría Gómez Bermúdez para disculparse de ponerse en contacto con su «fuente»— dejó de estar pinchado. ¿Y al móvil de quién llamó? Al del jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo, comisario Enrique García Castaño, este sí, la supuesta «fuente» que le puso al cabo de la calle respecto del informe. Pero resulta que García Castaño también ha negado todo; no hoy, sino el 30 de marzo, sin duda en previsión de males mayores, mediante escrito dirigido a la Dirección General de Policía, sello de entrada nº 200700011603:
El Comisario que suscribe, Enrique García Castaño, jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo, pone en conocimiento de la Superioridad lo siguiente:
El pasado miercoles día 28 de los corrientes, sobre las 20:45 horas en su teléfono móvil recibió una llamada de Don Agustín Diaz de Mera, al objeto de preguntarle sobre lo acontecido durante su comparecencia en el juicio del 11M, y en concreto sobre si había escuchado los términos en que se llevó a cabo, a lo que respondió el que suscribe en modo afirmativo.
Durante la conversación, Agustín Diaz de Mera le comunicó que se encontraba muy presionado politicamente, motivo por el que solicitaba su ayuda al objeto de facilitar su nombre al presidente del Tribunal con la finalidad de que le explicara lo relacionado con el ’Supuesto Informe, ante lo cual el que suscribe comentó a Agustín Diaz que nunca le había hablado sobre el ’Supuesto Informe’ ni que hubiera existido una relación de ETA con el atentado del 11M.
Agustín Diaz se encontraba en ese momento hospedado en el Hotel Meliá Barajas y antes de concluir la conversación le comunicó que estaba muy disgustado y que pensaría que iba a hacer…
Al día siguiente (jueves 29 de marzo) sobre las 22:00 horas recibió otra llamada de Agustín Díaz en la que volvía a insistir que necesitaba buscar una salida política a su situación, volviendo a pedirle que le ayudara y facilitar su nombre al Presidente del Tribunal, quien al parecer le había ofrecido garantías de que no pasaría nada ni se haría público.
Quien suscribe le volvió a repetir su respuesta del día anterior, y que eso mismo sería lo que manifestaría en caso de ser citado ya que jamás le había hablado sobre lo que supuestamente Agustín Diaz quiere justificar.
Todos estos hechos se ponen de manifiesto en conocimiento de la Superioridad ante el temor de que esta persoan finalmente facilite su nombre con objeto de salvaguardar su posicón política dentro del Partido.
Es deseo del que suscribe confirmar que en ninguna de las diversas reuniones que ha tenido con Don Agustín Díaz de Mera, ocurridas con objeto de tratar temas familiares (sobre situaciones de sus propios hijos) o simplemente de manera amistosa, jamás le ha comentado que ETA tuviera relación alguna con los atentados del 11M, ni sobre la existencia de «supuesto informe», destruido, manipulado o de cualquier otra manera dirigido a justificar esa relación.
Repárese en que Díaz de Mera se sentía muy presionado políticamente, detalle tenebroso del que cabría extraer consecuencias no solo en lo que a la escala de valores de Díaz de Mera respecta cuanto en general sobre la inmoralidad que ha sobrevolado todo este episodio desde septiembre acá. Quien se negó a revelar la identidad de la «fuente» por lealtad, consulta con ella su posible salida a la luz y cuando «mi lealtad hacia él, duramente acreditada, no ha sido correspondida como yo esperaba» decide plegarse a la realpolitik y cantar la gallina como en Santo Domingo de la Calzada, que cantó después de multada o algo así. Curiosa lealtad esta, que no existe ante la deslealtad ajena; mejor habría dicho diciendo que cumplía un «pacto». También habría sido mentira, pero menos vergonzante.
Pero a lo que íbamos. Podríamos decir que uno de los dos miente, o García Castaño o Díaz de Mera, pero todo indica que el mentiroso es el eurodiputado, pues hay más detalles en su cambiante historia que no cuadran. Véase otro: el informe, que en septiembre de 2006, en entrevista en la COPE, había «desaparecido» y que Telesforo Rubio «sabrá dónde está y con cuántas llaves está cerrado y guardado», y que en semejante limbo seguía cuando Díaz de Mera se negó a revelar la identidad de su «fuente», hoy, en la carta, el fatídico informe ha «aparecido» incorporado al Sumario:
Es importante destacar que sólo en la tarde del 28 de marzo de 2007 y después de mi comparecencia ante el Tribunal, en la primera de las tres o cuatro conversaciones que mantengo con el informante, es cuando me cuenta que el informe así «manipulado» está incorporado al Sumario del 11-M.
Aclaremos que, conocidas las manifestaciones del autor original del informe, este, incorporado al Sumario tal cual, no fue «manipulado» por nadie, de modo que el comisario de la CGI, Telesforo Rubio, no tuvo necesidad de sentirse molesto por su contenido ni por nada de nada. Conclusión inevitable: Díaz de Mera ha mentido mucho en esta historia. Y lo triste es que salta a la vista.
Y va Eduardo Zaplana, of all people, y aplaude la decisión de Díaz de Mera de revelar la identidad de su «fuente» porque así le creerá el tribunal y todo el mundo:
Yo creo a pies juntillas a Díaz de Mera, creo en su honestidad, en su rectitud personal, moral; pongan todos los calificativos positivos que quieran, que los suscribo’, aseguró Zaplana.
El portavoz popular justificó que el ex director de la Policía haya tenido una ’duda y una lucha interna’ respecto a si debía desvelar la identidad de su informante, y señaló que si ahora ha decidido dar su nombre es ’mejor’, porque ’así le creerán el tribunal y todo el mundo, como le creíamos los que le conocemos bien en el PP’.
Otro que ha entrenado. Yo, por más que quiero, a esta parte del PP no me la puedo tomar en serio. En lugar de haber tapado esta incalificable vía de agua antes de la comparecencia de Díaz de Mera en el juicio, o sea haber impedido que el ex director general de la Policía y actual eurodiputado desfilara por la Casa de Campo como un incontrolado lenguaraz, el portavoz parlamentario de los populares se regodea en lo insostenible. Mal día el de hoy, pues, para la conspiranoia, cuando además ha trascendido que en Casablanca (Marruecos) ha habido tres pelanas que han decidido ignorar el contenido del Manual del Perfecto Terrorista Islámico prescrito por los más conspicuos conspiranoicos patrios y se han suicidado llevándose consigo solo a un policía (me parece oír la gracieta de rigor: «Como dice un amigo mío, es la segunda vez en la historia que en lugar de suicidarse uno para matar a tres, se suicidan tres para matar a uno…»).
Historia tan ridícula como esta de Díaz de Mera, en la que al modo borgesiano se dirime «la controversia falazmente establecida, y con potencia reflejada en los medios de comunicación, entre la llamada versión oficial y la llamada versión conspirativa», merece un estrambote a la altura conspiranoica de la ocasión. Y nadie mejor para estrambotes conspiranoicos que Luis del Pino:
15 de septiembre de 2006:
Las declaraciones de Trashorras, el libro de Francisco Javier Lavandera y la estremecedora entrevista que ayer le hizo Federico Jiménez Losantos a Agustín Díaz de Mera han desatado los nervios entre los defensores de la versión oficial … Las blancas están nerviosas. Y lo que más nerviosas les pone es que el PP alce la voz y pregunte qué pasó el 11 de marzo. Lo cual debería ser razón suficiente para que las intervenciones de Zaplana y de Díaz de Mera sólo sean el preludio de una ofensiva política en toda regla por parte de los populares.
18 de septiembre de 2006:
Hace no mucho tiempo, un amigo policía me avisaba de que tuviéramos cuidado con las jugadas desesperadas de quienes se ven cada vez más acorralados. «Ten cuidado», me decía, «con que os metan dos kilos de coca en el coche para pillaros por narcotraficantes u os descarguen fotos de menores en el ordenador para luego deteneros en una operación contra la pederastia». Mi respuesta fue que, sinceramente, no creo que esos riesgos existan. Sería excesivamente burdo. Pero, por si acaso, ahí queda la advertencia. Advertencia a la que no di mayor importancia hasta oir en Telecinco a Fernando Múgica denunciando amenazas y hasta no escuchar a Díaz de Mera pidiendo que se le garantice la seguridad de sus hijos. ¿Se puede saber en qué Estado vivimos? ¿Cómo es posible que quienes investigan una masacre terrorista o proporcionan datos sobre
las investigaciones puedan sentirse atemorizados por cumplir con su obligación? ¿¿¿Cómo puede llegar a darse esa sensación de temor en un régimen democrático???
29 de marzo de 2007, en El Mundo:
El que fuera director general de la Policía inauguró ayer la vigencia de la ley del silencio. Flaco favor le ha hecho a la verdad. Y flaco favor les ha hecho, sobre todo, a las víctimas de los atentados. ¿Qué hay en el 11-M tan terrible como para que tengamos que ver espectáculos como éste? ¿Qué están queriéndonos ocultar desde el propio 11-M que sea tan poderoso como para reducir al silencio a quienes en teoría tienen como misión ayudar a perseguir el delito? La lucha por la verdad del 11-M adquirió ayer unos tintes enormemente sombríos.
29 de marzo de 2007, en Libertad Digital:
El incidente de Diaz de Mera ha contribuido a desplazar el foco de atención, de nuevo, hacia las teorías sobre la hipotética colaboración entre ETA y estos islamistas de opereta que nos han sentado en el banquillo.
Digámoslo claramente: esa fase ya ha pasado. Si alguien piensa que a estas alturas resultaría creible una teoría que pretendiera explicar el 11-M recurriendo al contacto entre la banda de Edu el Moco y los asesinos de ETA, entonces es que ese alguien no ha entendido nada.
10 de abril de 2007:
Díaz de Mera. Pues ya sabe el juez Gómez Bermúdez quién es la fuente de Díaz de Mera. Fuente que, como es previsible, negará saber nada del supuesto informe que vincularía a ETA con los islamistas del 11-M. De todos modos, estamos en las mismas: lo que está en cuestión es que estos islamistas que nos han presentado tengan nada que ver con lo que voló los trenes, y eso no se ve afectado por el hecho de si conocían etarras o no.
Er… Entre Luis del Pino y Díaz de Mera, no sé quién ha cambiado más de opinión. A mayor gloria de la conspiranoia, por supuesto.
Buenos días. Y sean deportivos.