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01 julio 2009
Remo y el respeto a la vida

Mi perro Remo había nacido en Almonte, un pueblo inmerso en Doñana donde abundan los cazadores y los perros de caza. Como podenco me lo regalaron, aunque con seguridad era un chucho, con capa de podenco pero hechuras y maneras de labrador, procedente de algún aleatorio mestizaje. Entró en casa por casualidad, pues iba destinado a un amigo, pero siendo un cachorro de apenas dos meses tenía ya un aire tan bondadoso, una tranquilidad tan beatífica, que nos conquistó a mi mujer y a mí y en casa se quedó para siempre. Compartió nuestro hogar con otros colegas perrunos, pero fue, más que ningún otro, mi perro. Se pasaba los inviernos tendido junto a mí, en mi estudio, dormitando solo aparentemente, porque cada vez que yo bajaba la vista y lo miraba me lo encontraba a su vez mirándome a mí, con su amable sonrisa, transmitiéndome fidelidad y cariño. Remo era bueno pero no tonto. Sabía pelear y lo hizo bien cuando se enfrentó con algún perro rival, al modo con que los animales resuelven sus conflictos, encarnizadamente pero sin llegar a matarse. También sabía enamorarse y el olfateo de alguna perra en celo lo trastornaba completamente, a su manera feliz, transfigurándolo más que descoyuntándolo. En sus últimos años prohijó a otro perrillo que habíamos recogido, Turrón, que venía de un refugio de perros abandonados trayendo modos un poco neurasténicos. Los dos vivían juntos pero jamás se pelearon, Remo le transmitió una paz que le hizo pasar a Turrón unos años felices.

Cumplió Remo en nuestra casa dieciocho años, una edad que en sus equivalentes humanos estaría entre los noventa y los cien. Inevitablemente le llegaron las goteras: la artrosis bloqueó sus cuartos traseros, hasta el punto de que le era muy difícil andar y había que levantarlo y apoyarlo para que hiciera sus necesidades y comiera; con ella le llegó una sordera total y una disminución notable de su vista y su olfato. Pero su talante y su mirada eran tan amables y beatíficos como siempre. Seguía viviendo en mi despacho y no dejó nunca de tener su mirada afectuosa lista para mí.
Su descomposición vital fue progresando, ineludiblemente. Le llegaron las llagas, un cierto descontrol de los esfínteres, la disminución importante del tono vital, en ese camino irreversible hacia el vegetar antes que el vivir como un animal, que es la ruta hacia la muerte pero que puede llegar a prolongarse mucho.
Mi mujer y yo ni siquiera queríamos considerar la idea de sacrificarlo. Veíamos en él todos los numerosos rasgos que todavía conservaba del Remo joven y feliz, e intentábamos ignorar todas las miserias que acompañaban a su vejez. Pero llegó una hija nuestra a pasar unos días en casa. Ella también lo quería mucho. La fuerza de sus argumentos se nos impuso, convenciéndonos de que por el propio bien de Remo había llegado el momento de "dormirlo", el eufemismo que empleamos los amantes de los animales para referirnos a su sacrificio.

Así por fin lo decidimos. Se encargó de ello el veterinario amigo que lo había vacunado y vigilado desde que era pequeño. Lo hicimos en casa, echado Remo sobre su manta, en el rincón de mi estudio desde el que siempre me miró cariñoso. El protocolo que se sigue en estos casos intenta minimizar el sufrimiento. Primero se le inyecta por vía intramuscular un tranquilizante potente que lo adormila, y entonces por vía intravenosa una sobredosis de barbitúricos que le induce casi inmediatamente un paro cardíaco. Eso es todo.
Pero Remo se resistía a dormirse. Sabía, no me cabe duda de ello, que algo terrible y definitivo le iba a pasar, lo leía en nuestras miradas y lo olía mal que bien en las emanaciones de nuestros cuerpos. De manera que hasta intentó incorporarse, cosa insólita según el veterinario, llegando a sentarse sobre sus ancas doloridas. Yo tuve que abrazarlo para que la intravenosa alcanzara su objetivo y, muy literalmente, lo sentí morir en menos de un segundo, en el mismo momento en que lo dejaba descansar de nuevo sobre su manta.

Ha sido una experiencia muy dolorosa. Lo seguimos echando intensamente de menos. Yo tengo la sensación de que ahora viaja en un tren muy veloz que se cruzó en aquellos momentos de fármacos y jeringuillas con el nuestro, en dirección contraria. Pero no puedo librarme de la impresión de que, aún viajando en ese tren sin destino, él sigue vivo, quizá porque lo está en nuestro recuerdo. Turrón también lo echa de menos, mucho más descarnadamente que nosotros. No se atreve a salir al jardín, aúlla por las noches ahora que duerme solo, le han rebrotado algunas de las neurastenias que manifestó en su día, cuando lo recogimos como cachorro abandonado. Pero terminará superándolo, olvidándolo, estoy seguro de ello, así de terrible es la muerte.

Lo que ha pasado con Remo me está haciendo reflexionar estos días sobre algunas cuestiones importantes que nunca he dejado de tener presentes. Empiezo por sentirme culpable. Vale que su vida se estaba convirtiendo en indigna de ser vivida. Vale también nuestra convicción serena de que, liberándolo del sufrimiento, hemos hecho lo mejor para él. Pero Remo no quería morir, de eso estoy absolutamente seguro, su fuerza vital le generaba un impulso que quería seguir proyectándose hacia el futuro. Además tengo que aceptar, con un cinismo que quisiera ser honrado, que al sacrificar a Remo nos hemos librado de una carga que empezaba a hacerse pesada y sucia. En definitiva, la mezcla de acontecimientos y sensaciones que el sacrificio de Remo me ha traído es miserable, sórdida como todo lo que rodea a la muerte. Lo único bonito que contiene es el recuerdo de los muchos ratos buenos que Remo nos hizo pasar, de su gentileza y su cariño hacia nosotros. Pero esto, al lado de todo lo tenebroso, es tan poca cosa...

He vuelto a Peter Singer, a su ética sencilla y racional, con la intolerabilidad del sufrimiento como principio moral esencial y la erradicación del sufrimiento como norma moral más importante, de cumplimiento obligatorio. La muerte y lo que la rodea es quizá uno de los fenómenos vitales más capaz de generar sufrimiento. Hay dos formas de vencer a este sufrimiento, la proactiva, que nos lleva a luchar por la vida, y la reactiva, que nos lleva a inducir eutanásicamente la muerte. ¿Son las dos igualmente legítimas?

La muerte es un acontecimiento terrible, un inmenso fracaso la mires por donde la mires. Esto justifica la lucha que los humanos, a caballo de la medicina, hemos emprendido contra ella. Pero esta lucha está inevitablemente sometida a la maldición de Sisifo, ya que puede que la medicina, y esta es una sospecha aterradora, haya causado tantas muertes y sufrimiento como curaciones y felicidad ha conseguido también. Pues de los avances de la medicina es consecuencia directa la superpoblación del mundo, y de ésta la muerte de tantos millones de niños diarreicos, el hambre intelectualmente castrante de tantos jovencitos, la crueldad de tantas guerras tercermundistas, el abandono de tantos viejos, la destrucción de tanto tejido planetario. Aunque ¿en qué medida la cantidad es más importante que la calidad? ¿Es lo mismo que en la Shoá murieran varios millones de judíos que el que solo fueran, por decir un número, cincuenta mil? ¿Vale la pena tener una cura paliativa para el sida de unos cuantos millones de infectados ricos mientras que mueren de sida decenas de millones de infectados pobres? Preguntas duras para las que no es fácil proponer respuestas firmes.

Pero vuelvo al sacrificio de mi Remo. Si todas las dudas anteriores se nos plantean en el entorno de lo humano, ¿qué no será cuando intentamos abarcar todo el reino de los animales? ¿Dónde ponemos las fronteras entre lo animal y lo humano (me acuerdo ahora con cierto sarcasmo de las diferencias entre ser vivo y ser humano propuestas por nuestra ministra), con qué reglas la gestionamos? Para muchos lo que existe no es una frontera, sino un impenetrable telón de acero. Este es el caso de numerosos urbanitas recalcitrantes, que detestan a los animales o como mucho los manosean como artículos de consumo, abandonándolos a la menor dificultad en el borde de una carretera. Se trata de personas miserablemente prisioneras del ladrillo y el asfalto, de las playas congestionadas y los videos sobre la naturaleza vistos desde un sillón del salón. Habría que compadecerlos, pero lo malo es que son muy numerosos. También las iglesias cristianas y las grandes ideologías derivadas de ella han despreciado a los animales, con notabilísimas excepciones como Francisco de Asís. El mito cristiano de que el hombre ha sido creado especialmente por Dios, cualitativamente diferente del resto del orden natural, dotado de un alma destinada a salvarse o condenarse, no se sostiene hoy día. Como tampoco lo hace el mito ilustrado de que los derechos universales a la vida y la compasión sean humanos y solamente humanos.

Nunca deberíamos olvidar que la emergencia de lo humano en el mundo vino acompañada de la domesticación de los animales. Y que el proceso de domesticación se prolongó naturalmente en los humanos, para bien, que no para mal, lo quiera Nietzche o no. De manera que al menos los humanos y nuestros animales domésticos somos verdaderos compañeros de viaje en el camino por la historia. Resultando de todo ello que en las interacciones entre el animal doméstico y su dueño hay mucho más de lo que podría proceder del simple ímpetu conservacionista, el simple respeto o simpatía hacia la naturaleza. Hay una escandalosa relación de amistad. Que sin embargo, o quizá por ello, permite y hace moralmente tolerable el sacrificio eutanásico, como en el caso de mi Remo. ¿O no? En estos asuntos de vida o muerte, lo mínimo que deberíamos exigirnos como sociedad es aceptar que estamos delante de enormes problemas morales.

Pero esto no parece estar sucediendo. Vuelvo al terreno de lo estrictamente humano y me planteo aquí el debate sobre la eutanasia, un tema indudablemente de moda que por cierto está, y en eso la iglesia católica tiene razón, inextricablemente ligado con el debate sobre el aborto, porque hay una línea de vida que va desde la fecundación hasta la muerte, propiedad absoluta cada línea del individuo que la recorre, en la que los demás no deberíamos intervenir sino con muchísimas precauciones. Se trata de un problema formidable, al que si le perdemos el respeto corremos el riesgo de transformar en una caja de Pandora abierta sin control hacia el crimen.

Las diferencias entre el nasciturus y el enfermo terminal son evidentes, aunque los dos se caracterizan por estar vivos siendo a la vez impotentes para defenderse por sus propios medios. Nuestra actitud hacia los problemas que uno y otro plantean está distorsionada por la manipulación ética a la que a través de los media estamos sometidos permanentemente. En lo que se refiere al nasciturus, se están preparando leyes en las que se contempla darle la potestad de matarlo hasta a chicas de 16 años. En el del enfermo terminal, no le permitimos sacrificarlo a la familia de la que depende. Esta doble vara de medir carece de lógica, como casi todo lo que rodea a estos dificilísimos problemas.

Yo no sé cuál es el camino de solución, pero pienso que el único posible pasa técnicamente por la constitución de tribunales específicos, capacitados e imparciales, que tomen la decisión final sobre la vida o la muerte de una persona vulnerable, sea cual sea la edad de ésta, empezando a contar desde el mes menos nueve. Porque la vida o la muerte de un ciudadano siempre será un problema de estado. Estos jueces deberían estar dotados de nuevas e interesantes potestades. Por ejemplo, si estuviese permitido abortar hasta un cierto límite de edad del feto, y en aquellos casos justificados solamente por argumentos tan frívolos como el de que "soy la dueña de mi cuerpo" el aborto debería venir acompañado por la esterilización temporal o total de la mujer implicada, porque uno es dueño de su cuerpo hasta un cierto punto, como lo es de su coche, siempre en la medida en que ha demostrado manejarlo responsablemente con respecto a terceros, y los nasciturus terceros son. La misma pena aplicable, por cierto, al hombre que ha fecundado irresponsablemente a esa mujer, pues hoy hay medios más que suficientes para prevenirlo (ese preservativo tan incómodo para muchos imbéciles), y además puede probarse con certeza de qué macho procede el DNA del nasciturus sacrificado. Falta una discusión abierta y completa, un verdadero brainstorming, sobre estos temas. Da la impresión de que no interesa plantearla a los que tienen el poder para hacerlo, quizá por las dificultades que entraña. Lo que de ninguna manera debería hacerse es proteger y primar la irresponsabilidad biológica y social. Y digo todo esto a pesar de que, dado el estado de la justicia española actual, parezca grotesco proponer tribunales especiales para juzgar en casos de aborto y eutanasia.

Todo lo anterior es aplicable a las democracias formales, pero ¿qué puede pasar si generalizamos los principios permisivos allí donde no hay estado de derecho? Hace muchos años, cuando yo era estudiante en Madrid, viví algún tiempo como huésped de pago en la casa de una vieja señora alemana, ya viuda, a la que llamaré doña Berta. Su marido había trabajado durante casi toda su vida en la sucursal madrileña de un conocido banco alemán. El único período en el que se interrumpió esta relación fue entre 1937 y 1945, en que doña Berta y su marido volvieron llevados por las circunstancias a Alemania, retornando más tarde a Madrid. Eran bávaros católicos y procedían de un pueblo cercano a Munich, en el que se instalaron. Doña Berta me contó que a partir de un cierto día, poco antes de que la guerra se declarara, todos los disminuidos del pueblo, los subnormales, los afectados por parálisis profundas, incluso los vagabundos totalmente marginados o los jóvenes simplemente afectados por una parálisis infantil, empezaron a desaparecer. Las autoridades decían que eran llevados a centros de rehabilitación o sostén. Pero, y este es el punto que me parece capital, doña Berta me confesó que todos en el pueblo sospechaban que lo que hacían con ellos era sacrificarlos, quitarlos más o menos compasivamente de en medio. Pese a ello no hicieron nada por evitarlo. Yo le pido a Dios y a nuestros políticos que nunca llegue a pasarnos a nosotros lo mismo que a doña Berta y sus convecinos. Pero eso, obviamente, para conseguirlo hay que trabajárselo.

(Escrito por Olo)

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[0] Editado por Bartleby a las 8:00:00 | Todos los comentarios // Año IV



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Escrito por: Blogger kehre - 1 de julio de 2009, 21:38:00 CEST

200

La novela esa no valía mucho, no sé por qué estaba en casa de mis padres; luego se hizo una película que protagonizó Ferrandis. Un militar que, siendo algo conservador, se mantuvo fiel a la legalidad republicana por principios, y que principalmente porque esa legalidad no se la creía nadie, de ningún bando, la cagó. Literariamente no era gran cosa, aunque la leí de crío.

 

Escrito por: Anonymous Anónimo - 1 de julio de 2009, 22:16:00 CEST

Olo, qué dilema... en breve tendré que tomar una determinación con uno de mis canes. Y lo lamento mucho. Me ha hecho recordar a la yegua torda con la que aprendí a montar; su sacrificio repercutió en mi manera de ver, sentir y amarlos definitivamente. Gracias por compartir.

 

Escrito por: Blogger olo - 1 de julio de 2009, 22:34:00 CEST

Con mi agradecimiento, algunas reacciones para mis amigos blogueros que han tenido la gentileza de o el tiempo para comentar mi entrada de hoy (I)

Gracias, Aldeans [3]. Aunque acepto que pueden distinguirse dos partes, yo escribí la entrada de un tirón.

Usted es un tío legal, Richal [15], porque creo que en lo de las lagrimillas me es sincero. A mí también se me escaparon algunas escribiendo esta entrada. Valiente estupidez, ¿verdad?


No sé, Funes [18], no sé. Creo que en los animales domésticos la pulsión hacia el amo es más de fidelidad que de bondad. Claro que la fidelidad es todo un buen sentimiento, ¿no le parece?
Ahí lleva usted toda la razón, amigo Funes [29]. Creo que no hay gente más cruel con sus animales que los galgueros, o algunos galgueros. Y hay gente en el campo que no duda en sacrificar a sus perros o gatos cuando no les sirven. Pero también he conocido a muchos camperos que jamás les harían daño. Otra cosa: hay por lo menos cinco veces más urbanitas que camperos

Gracias, Ender [30].

Garven [33], gracias por sus comentarios. Siguen algunos mios:
- Los animales son personas. Tienen sentimientos de culpa, memoria afectiva y otras cosas por el estilo. En una escala evolutiva están por debajo de los humanos, de eso no cabe duda. Pero carece de fundamento científico proponer que hay una discontinuidad cualitativa entre los animales más evolucionados y nosotros.
- La iglesia católica más tradicional tiene una visión de la sexualidad que se ha quedado socialmente anticuada. Muchísimas mujeres jóvenes españolas, católicas o no, practican una amplia libertad sexual autocontrolada pero se oponen al aborto.
- Estoy de acuerdo. El aborto es una forma de eliminación de los débiles basada en los avances de la técnica y en un supuesto derecho supremo de los individuos a disponer de su propio cuerpo
Garven [36], dicen que ahora se está poniendo de moda tener animales exóticos en casa. A lo mejor tu vecino tiene una serpiente pitón, o una iguana, un ocelote y hasta un tigre. Se rumoera que en algunos pantanos próximos a grandes ciudades la gente puede encontrarse con caimanes abandonados nadando junto a ellos.

Tsevanrabtan [39], no sé si agradecerle que a pesar de su escasez de tiempo se haya leído mi larguísima entrada, o sospechar que no hay mucha afinidad química entre usted y yo. Quizá lo explique la diferencia entre nuestros nombres de guerra, usted Tsevanrabtan, yo Olo. En todo caso, protestar como usted me lo hace está más próximo a patalear que a polemizar, un arte éste tan bello y conveniente.

Circe [46], eso que usted dice suena al enfático “it’s ridiculous!” de algunas comedias inglesas. Suele decirlo una señora que sostiene un hermoso caniche en sus brazos.

 

Escrito por: Blogger olo - 1 de julio de 2009, 22:36:00 CEST

Con mi agradecimiento, algunas reacciones para mis amigos blogueros que han tenido la gentileza de o el tiempo para comentar mi entrada de hoy (II)

Gracias a usted, Gatopardo [49], [66] y [73], así como a Mercutio [69].

Oígame Ender [75], lo que se ve en Tranformer 2 es muchísimo más patético que todo lo que yo haya podido expresar aquí. Así que le comprendo.

Totalmente de acuerdo Mandarin Goose [77]. La sociedad en la que vivimos intenta tenernos secuestrados en agujeritos normalizados, como una colonia inmensa de animálculos marinos. Es una sociedad mucho más repipi, más capaz de escandalizarse de todo lo que no es trivial, que fue la de nuestros abuelos. Aunque nos parezca lo contrario.

Así es Schultz [86]. Los perros no solo siguen siendo, con conejos, ratas, cobayas, monos y otros animales, magníficos sistemas experimentales para la investigación biológica, a los que muchas veces se trata con crueldad. También en la vida diaria pueden servirnos como sistemas modelo para entender mejor el mundo de los sentimientos y otras pasiones.

Lo recuerdo Cateto de Pacifistán [89], usted habló del aborto como un problema para ser dirimido por tribunales. Fíjese que hoy muy pocos han tocado aquí los temas de aborto o eutanasia. A mí eso me preocupa, creo que nuestras sociedades opulentas huyen de la consideración de los problemas morales, como si no existieran o fueran una antigualla inventada por los curas para controlar al personal.

Bonita imagen, goslum [105], gracias por ella.

Usted, Bartleby [138], es otra excepción que se atreve a tocar estos temas del aborto y la eutanasia. Me temo que hay en muchos de nosotros un fondo de comodidad cuando rehuimos hablar de estas cosas. Las dejamos en manos de los pro- y antiabortistas extremos, con lo que el asunto se radicaliza y el común de la gente lo rehuye todavía más. Creo que deberíamos ver todo esto desde la compasión y el respeto a la vida, no solo del nasciturus y el enfermo terminal, también de la madre inmadura, el padre acarayotado y la familia deshecha. Pero discutirlo, cambiar impresiones y buscar las mejores soluciones, porque se trata de asuntos de vida o muerte, que definen a una sociedad.

Y por último a Suumquisque, nuestro colega del UHF: Introduje sobre la marcha en mi entrada la esterilización de la joven abortista, o de su machito con preservativofobia, como una provocación, pero veo que salvo con usted, no he tenido eco. El punto que quería plantear es que un/una joven, por muy alocado/a que sea, tiene que ser también responsable con ciertas cosas que implican riesgo para la vida de los demás: un automóvil o un embarazo no deseado, por ejemplo. Y que la sociedad debe disponer de instrumentos para imponerles esta responsabilidad. Si no es así esta España nuestra, por poco que nos guste el campo, puede convertirse en la selva.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 1 de julio de 2009, 22:54:00 CEST

Olo, pues me recuerdan por el msg que juanpablo II hablo de que los animales mas evolucionados tendrían una especie de protoalma que tendría cierta persistencia tras la muerte, algo asi como una chispa d esencia divina que se integraría en alguna parte

Y si no existen mas especies intermedias entre nosotros y el resto de primates es simplemnte porque eliminamos a todos los parientes en la carrera evolutiva. Algunos de forma directa y gastronómica, al parecer

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 1 de julio de 2009, 22:58:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger El Sablista Escapista - 1 de julio de 2009, 22:59:00 CEST

NECESITO AMOR
En mi Zulo no hay vallas, es costumbre manchega no delimitar los predios. Así es frecuente que algún can perdido se adentre en mis dominios y pretenda vivir en ellos a cuerpo de rey. Cierto que mi fortuna no es escasa y que, nunca mejor dicho, gusto de atar los perros con longaniza. Pero todo tiene su limite.
El día de autos suelo levantarme temprano y me desayuno un solysombra bien cumplido. Luego arramplo con una vara de fresno elástica y firme con la que golpeo con saña al intruso a la espera de que entre en razón. Ésta le falta a los animales. Cruel es el desenlace. Echo la ropa a lavar y duermo profundamente. Al despertar me rasuro y no me reconozco en el espejo. Profunda náusea existencial.

 

Escrito por: Blogger Reinhard - 1 de julio de 2009, 23:02:00 CEST

Vamos, que se muere Porcel, el comepollas de Puyol, y nadie habla de que ha muerto el gran Karl Malden. Banda de hijos de puta.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 1 de julio de 2009, 23:03:00 CEST

joer, que yo me acabo de enterar...

que veranito llevamos joer

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 1 de julio de 2009, 23:04:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Reinhard - 1 de julio de 2009, 23:07:00 CEST

Paro polla-yo es que vengo del bar- polla paro; no me digas ahora, Jamontano, que Porcel escribía mejor que Marías, o Malden.

 

Escrito por: Blogger memoria histérica - 1 de julio de 2009, 23:08:00 CEST

- HOMBRES Y PERROS.
*
A lo largo de mi vida, en diversas circunstancias y por distintos motivos, he matado a tres perros. Y a ningún hombre. Y bien que lo siento porque sé que de haber podido elegir habría matado más a gusto a tres hombres que a esos perros.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 1 de julio de 2009, 23:09:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 1 de julio de 2009, 23:12:00 CEST

(213)

y eso que algunos se lo han buscado con mucho mas ahínco y como si nada,. oigan

vease los manitas que diseñaron estos trastos alternativos

(el del calentador de agua me tiene sulibeyado)

http://thereifixedit.com/

 

Escrito por: Blogger Reinhard - 1 de julio de 2009, 23:13:00 CEST

(212)
Casi cualquier perro, ya no digo si se le tiene afecto, vale más que cientos de hombres.

 

Escrito por: Blogger Protactínio - 1 de julio de 2009, 23:17:00 CEST

Dice Tse, con gran acierto, que cuando él empezó a entrar donde Arcadi, todo olía demasiado a pandi. Mensajes algo crípticos, sólo comprensibles para los iniciados. Es cierto. Eso sigue pasando, al menos en mi opinión, en el magnífico blog de Santiago González, a pesar de que cada vez hay más gente "nueva", sobre todo desde su participación en Onda Cero con Herrera, claro. Por eso, no suelo decir nada ahí. Me siento forastero de fuera. Creo, en serio, que eso no pasa tanto en este chigre.

(Aunque mi opinión quizás sea nada más que amor de padre, claro.)

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 1 de julio de 2009, 23:21:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger memoria histérica - 1 de julio de 2009, 23:24:00 CEST

*
Ya lo he dicho y lo repito: aquí habrá o no habrá pandis pero lo que sí hay sin duda alguna son castas.

 

Escrito por: Blogger Protactínio - 1 de julio de 2009, 23:24:00 CEST

Cierto, Montano. Mi alusión, esta tarde, a la pandi era meramente provocadora. Como las correspondientes a La Noria o DEC.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 1 de julio de 2009, 23:28:00 CEST

Maese Pa, es que es usteed un pillínnnnnn


por cierto cuando subimos la siguiente entrada

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 1 de julio de 2009, 23:29:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 1 de julio de 2009, 23:30:00 CEST

si si y algunos somos castaways

clavaditos a Oliver Reed

http://en.wikipedia.org/wiki/Castaway_(film)

 

Escrito por: Blogger Protactínio - 1 de julio de 2009, 23:30:00 CEST

Amigo Ganso: le mantendré informado. Pero, creo, estará en las ondas el viernes 17 del presente.

 

Escrito por: Blogger memoria histérica - 1 de julio de 2009, 23:33:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 1 de julio de 2009, 23:35:00 CEST

tambien hann dicho de algunos de nosotros que somos una casta indomable

http://www.filmaffinity.com/es/film680201.html

 

Escrito por: Blogger memoria histérica - 1 de julio de 2009, 23:35:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Jessica Rabbit - 1 de julio de 2009, 23:35:00 CEST

[207] Escrito por: Blogger El Sablista Escapista - 1 de julio de 2009 22:59:00 CEST

NECESITO AMOR

.....................................

Chati, yo le doy lo que quiera y por donde quiera (esto último se que le gusta). Le propongo el trío de Oro Circe-Faustine-Mercedes Milá, ellas están en su onda corta y yo haré de maestra de ceremonia. Los juguetes van incluídos, el bozal y collar a su medida; la vara de fresno flexible como mi creatividad. Le prometo una buena meada.

 

Escrito por: Blogger memoria histérica - 1 de julio de 2009, 23:37:00 CEST

*
No, JAMontano: tú eres de la casta de los idiotas. Como Aldeans, a quien primero se lo apliqué.

Coge cualquier hilo de cualquier día, tontón, mira primero tus comentarios y después mira los míos y hasta tú, pedazo de imbécil, has de entender a qué casta perteneces y a qué casta pertenezco.

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 1 de julio de 2009, 23:54:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 2 de julio de 2009, 0:06:00 CEST

tambien los vegetales feos tiene derecho a ser vendidos
y ouede que hasta sean mas sabrosos

http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/8127461.stm

 

Escrito por: Blogger Cateto de Pacifistán - 2 de julio de 2009, 0:06:00 CEST

Karl Malden...me encantgó en el papel de sacerdote en "La ley del silencio"

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 2 de julio de 2009, 0:09:00 CEST

Habñando de eugenesia...

http://news.bbc.co.uk/2/hi/africa/8128121.stm

Rwanda has strongly denied reports that its parliament is considering a draft law which would forcibly sterilise people who are mentally disabled.

y cuando el río suena en Africa... no me extraña que la peña se suba a ls pateras

/mentalmente deficiente en Africa s puede traducir por "no le cae bien al cacique de la aldea por protestón")

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 2 de julio de 2009, 0:12:00 CEST

Vean ustedes quien está detras de la megaelefantiástica idea de las Vegas en los Monegros (a.k.a. Gran Scala)

http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/8128720.stm

efectivamente: la mafia rusa que ya no puede blanquear en casa

y los políticos españoles haciendo pelotillas con los mocos...

 

Escrito por: Blogger J. A. Montano - 2 de julio de 2009, 0:12:00 CEST

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 

Escrito por: Blogger Juli0 - 2 de julio de 2009, 0:35:00 CEST

Adeus, Iznájar!

 

Escrito por: Blogger Brazil - 2 de julio de 2009, 0:42:00 CEST

Olo, desde muy niña mi casa fue siempre un zoológico. Siempre pensé que mi madre tenía mucha paciencia. Hace unos años cambié de opinión: lo suyo fue inteligencia a mares.

Siento contradecirle. No me cabe imaginar dos actos humanos más libres: decidir morir o decidir vivir (¡ojo!, mientras quien lo decide es uno mismo). Tristes y miserables los tiempos en los que tenemos que asistir a una sobrevaloración de la vida cuyo máximo defensor es el hipócrita y ruin Estado. Cínico que los médicos tengan que callar y ocultar la base de muchas de sus legítimas decisiones. Siempre hay un presupuesto y, como tal, es limitado.

Somos prescindibles, para todo y para casi todos. La "soportable" levedad del ser.

 

Escrito por: Blogger Brazil - 2 de julio de 2009, 0:46:00 CEST

No me hable de la Alemania de los años 30, donde desaparecía cualquier "inútil" a la sociedad. Cuando los recursos escasean, y estamos entrando en una época que así pinta, hay que decidir entre quién vive y quién no. Ya vale de imaginar que el nazismo fue puro capricho.

Encontrar un rastro de humanidad y compasión en tales condiciones es una odisea. Hoy, aquí, en España, empieza ya a ser todo un lujazo.

 

Escrito por: Blogger Mandarin Goose - 2 de julio de 2009, 0:54:00 CEST

Hercor, confiese, hay una conspiracion mundial para que lo argentinos dominen el mundo lo sabemos!!!!!

A single mega-colony of ants has colonised much of the world, scientists have discovered.
Argentine ants living in vast numbers across Europe, the US and Japan belong to the same interrelated colony, and will refuse to fight one another.

http://news.bbc.co.uk/earth/hi/earth_news/newsid_8127000/8127519.stm

 

Escrito por: Blogger Tsevanrabtan - 2 de julio de 2009, 10:10:00 CEST

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