Es un ejemplo clásico de la combinación de dos elementos convertidos en feliz hallazgo y cuyo resultado producirá, se espera, un lucrativo impacto comercial. Alexander Aciman y Emmet L. Rensin son de Chicago, tienen 19 años, y protagonizan el penúltimo ejemplo de la especie. Sus salchichas, el excipiente, son "el todo" y "la nota joven" de Twitter. Su queso, el sabor sustancial de la cosa, nada menos que los clásicos de la novela. El resultado, la Twitteratura, que comercializará la editorial Penguin, ya anunciando con el "coming soon" que los libreros han copiado de las productoras cinematográficas. ¿El producto final?: grandes obras de la literatura condensadas en formato Twitter. No se asusten: no se trata de resumir La Iliada en los 140 caracteres que limita la sábana tweet. Qué va, las obras se alargarán hasta las veinte páginas. 2.800 caracteres, o sea.
La esencia es pragmática, según refieren Aciman y Rensin. Se trata de licuar y hacer más accesibles "esos estotéricos textos" que, admiten, "siguen siendo tan vitales para nosotros y nuestras calificaciones". Penguin asiente, suponemos que con la poderosa razón de los millones de adscritos a la plataforma que rebasan anchamente ese grupo de "nosotros y nuestras calificaciones". Aciman y Rensin (la salchicha) tienen una solución para saltarse la engorrosa lectura, de pe a pa, de los clásicos. Lo llamativo del caso, quizás, es la complicidad procede de una editorial tan clásica. Remite esto a cómo Richard Branson sacó petróleo de los Sex Pistols. "Me condenaron a veinte años de hastío..."
Penguin (el queso) subraya en su presentación que el producto es "humorístico". Explica (justifica), puede que por inseguridad o para no espantar a la audiencia, la supuesta irreverencia. Mastica y redunda. Paradójicamente, las características que ahorra bestialmente la twitteratura.
En Twitter, claro, se ha facturado ya abundante literatura original, producciones autoeditadas a-lo-blog con la particularidad de ajustarse a esa frontera del 140. El primer género que encontramos en nuestro localizador pinta como el entrañable pulp. Es Media Whores, protagonizada por un camarógrafo y una autora de programas infantiles aficionada al porno. Punk meets Bizarro meets Flesh-eating Zombie Sex, reza la glosa. Y la trama en New Tokioh. Por ejemplo.
Es simple adecuación; en 2005 ya destacó una singular iniciativa de Dot Mobile (esta vez la empresa fue la salchicha), una operadora de telefonía cuyo target eran los estudiantes y que acabaría absorbida por Vodafone (rebasando). La idea de DM fue apadrinada por el profesor John Sutherland (el queso), profesor emérito de literatura inglesa contemporánea en el University College London y feliz columnista del Guardian. Consistió en la abreviación de clásicos literarios en jerga sms, de nuevo con el propósito de facilitar la asimilación los alumnos. El catálogo inicial comprendió volúmenes de Austen o Dickens. ¿Un ejemplo? "devl kikd outa hevn coz jelus of jesus&strts war." Es la sinopsis del Paraíso Perdido: The Devil is kicked out of heaven because he is jealous of Jesus and starts a war. La metáfora, esa eternidad, casada a la inmediatez. Y sobreviviéndola.
Como el queso que se cura mientras la salchicha se pudre.
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