El interior del Peñón fue horadado por el ejército británico en los preparativos y desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Con los restos excavados sacaron material para construir el aeropuerto, una pista que cruza el istmo que comunica la Roca con España y que será objeto de una ampliación y modernización en virtud del acuerdo alcanzado por el Foro de Diálogo sobre Gibraltar. Las obras han sido adjudicadas a Dragados.
Volviendo a la caries, el Ministry of Defence excavó una veintena de kilómetros de galerías y túneles además de una planta superior dividida en almacenes de combustible, agua y alguna utilidad secreta. El alambicado refugio llegó a alojar a tropas de 18.000 hombres encomendados a proteger un enclave de alto valor estratégico.
El paseo hoy por los intestinos de Gibraltar revela un asentamiento donde el ingenio prevalece incluso en las extravagancias. Desde los tubos de aire acondicionado –viento de levante- que cruzan algunos techos hasta la disposición de las bocas de los túneles en zigzag para prevenir que un eventual fuego enemigo convirtiese la Roca en una enorme y flamígera succión de cañón. Los barracones fueron construidos a imagen y semejanza de los empleados en otros destinos, destacando la particularidad de las ventanas. ¿Para qué en una cueva? Para prevenir o mitigar episodios de claustrofobia entre los guerreros. Los ingleses construyeron hasta cinco hospitales en su particular muela picada, instalaciones perfectamente alicatadas y habilitadas con sus respectivos quirófanos y hasta una sala de rayos-x. La energía era suministrada por mastodónticos generadores propulsados con motores que originalmente iban destinados a buques. Alimentada con gasoil, esta planta fue operativa hasta mediados de la década de los setenta. Un recorrido por sus pasarelas y maquinarias recuerda ineludiblemente a James Bond. No en vano entre el regimiento de 18.000 hombres que pobló el Peñón durante la guerra se encontraba un tal Ian Fleming.
Y durante años circuló la leyenda urbana de que entre esta elevación rocosa surgida de una colisión tectónica y formada por sedimentos marinos, los ingleses habían construido una cámara secreta en previsión de que las fuerzas del Eje tomaran el Peñón. Era la última respuesta a la Operación Félix, firmada por el propio Hitler y que hubiera consistido en la invasión de Gibraltar a través de España. El proyecto fue leyenda hasta que las exploraciones dieron con la susodicha cámara, un habitáculo aprovisionado con agua, víveres, una bicicleta con dinamo generador y un aparato de transmisión. La ventana estaba abierta de tal modo que era inapreciable desde el exterior. Ocuparían la sala un médico y cuatro expertos en supervivencia que se encargarían de transmitir información sobre los movimientos del invasor. Los detalles del proyecto y misión fueron desclasificados en 2006.
La planta alta del Peñón horadado, ahora aljibe, fue primero polvorín. Y una parte significativa del peculiar recinto sigue plenamente operativa, alojando actividad a pie y en vehículos. Toda la zona es empleada regularmente para ejercicios militares. Son maniobras especialmente divertidas para quien conoce el terreno, incluso un tramo en el que aún de forma inexplicable se funden las linternas y se paran los motores de los jeeps. Transcurridos dos tercios del recorrido –un par de horas-, el itinerario enfila un haz de luz, el primero en aparecer tras varios kilómetros de pasillos, grutas, cuestas, naves e incluso explanadas –uno de los ‘habitáculos’ supera la superficie del terreno de juego del Camp Nou- . Perdida la orientación, sorprende encontrarse en el extremo opuesto de donde se entró, con una espléndida vista de la zona de levante del Peñón. Justo encima del cementerio judío que antecede a la pista del aeropuerto y a la franja de litoral español que empieza en La Línea y conduce a la Costa del Sol.
En el pequeño balcón hay inscripciones de varias décadas atrás, nombres de soldados y fechas emblemáticas de personas inmersas en una coyuntura de heroicidad, miseria, nostalgia y desapego. El contraste de la luz tras la penumbra anterior aturde todos los sentidos. Pronto será agosto, cuando la bruma de los días de levante penetra en los túneles y sumerge el interior de la Roca en una apariencia fantasmal. El pintoresco halo de misterio tan propio de este viejo nicho de piratas, asidero de sefardíes, retiro dorado de lores y encrucijada general de gentes venidas de cualquier isla o religión afincada en el Mediterráneo. Esta semana hay un equipo de la Universidad de Cambridge estudiando los restos que dejó la población neandertal.
Etiquetas: sickofitall
Aldeans Broadcasting
REPLAY:
La grandeza del pueblo catalán se ve plasmada en la Val d'Aran donde el occitano (Aranés) es lengua vehicular en la enseñanza desde el año 1984. A ningún catalán residente alli se le ha ocurrido reivindicar el sacrosanto derecho a escolarizar su hijo en la lengua oficial de Catalunya.
¡Qué cosas!