En la jungla del late capitalism, no hay animal mas corrosivo, ave de rapiña más escurridiza que el Cleptócrata Paciente. Su papel en la función (o en la cadena trófica del afane de la pasta, si lo prefieren) es humilde, discreto, lento en comparación con los grandes depredadores de la plutocracia (escójase cualquier nuevo rico ruso como ejemplo). Así, consigue menos beneficios -de
Lo que nos interesa aquí es su modus operandi, asombro de almas cándidas, ejemplo sin par para alumnos de escuelas de negocio con posibles. El marco general ya lo describió aquí el otro día nuestro amigo Bose-Einstein (“El fraude inocente -o no-”) así que me lo salto. Para el detalle fino mejor usar el método del caso, tan caro a los aprendices de cleptócrata en busca del máster. Por razones obvias, nuestros protagonistas son la empresa Gilipollas Corporation (G en adelante) y la rapaz Clepto Killer (K en adelante).
G es una multinacional extranjera, de tamaño mediano, extendiendo sus tentáculos sobre España y que busca un nuevo country manager (o sea, un bandarra sobre el terreno) para liderar el proceso. G encarga a la empresa de selección de personal de alta dirección Corruptos y Asociados (C&Asoc. en adelante) que busque y proponga una terna de candidatos. Nuestro cleptócrata, K, siempre al acecho de oportunidades como ésta para dar el siguiente golpe, no la dejará pasar: su reputación en el país anda por los suelos después tanto alzamiento de bienes encadenado. Ya sólo puede confiar en el panolismo de ciertos consejos de administración que contratan sobre papeles, a
“Vacíe una empresa en 7 pasos" - Guía para Cleptócratas Pacientes.
Paso 1 - Gol al consejo: K soborna a alguno de los head-hunters de C&Asoc para entrar en la terna y presentar un CV inmaculado al consejo de G. Todo gran negocio empieza con una inversión y ésta es absolutamente imprescindible. En C&Asoc. están al cabo de la calle del amplio historial delictivo de K, pero ¡será por dinero! La falsificación del CV tampoco tiene que ser esmerada. Una llamada a algún contacto local desharía el entuerto en dos segundos, pero los consejeros actuales son ejemplos perfectos de los monos esos de la leyenda -ni ven, ni oyen, ni hablan-. Así que la cosa cuela: contrato blindado por tres años con una indemnización de 1’5 millones euros. ¡Gooool! entre las piernas del portero en el primer minuto de juego.
Paso 2 - Metiendo a la banda: K actúa muy rápido para colocar a los peones de la banda que siempre le acompaña en sus cacerías. El día de su llegada a G, K anuncia a la plantilla, con mucho aspaviento, que confía plenamente en ellos, que son un equipo ganador y que no piensa introducir grandes cambios: “sólo los justos para dar el salto cuántico que necesita la empresa ante los retos del futuro”. Cinco minutos después de la arenga, y mientras la plantilla festeja despreocupada, la buena nueva de ese country manager tan motivador, K hace un aparte con el director de recursos humanos y le urge a que despida de inmediato al equipo de ventas y que proceda a contratar un nuevo director comercial y dos o tres vendedores. De paso, le sugiere que encargue a C&Asoc. la selección de candidatos. Ya está la banda dentro.
Paso 3 - Trincando la caja: Ahora el principal escollo es el controller financiero que G tiene en España. Una mosca cojonera que puede impedir la libertad de maniobra que K necesita en el paso 4. Este es el momento más delicado porque podría despertar sospechas, y aquí K despliega a fondo sus artes de embaucador y su sangre fría. K comienza a visitar con frecuencia a los miembros del consejo ejecutivo de G, sus jefes, y a homenajearles como se merecen: invitaciones a su finca de Mallorca, vinos exquisitos, prostíbulos de altura (exclusivamente los miembros masculinos). Y si hace falta, una de las damas de honor de Miss Universo 2003 como señorita de compañía. ¡Será por la pasta! (que ya no es la suya, ojo, son gastos de representación de la empresa).
En paralelo tiene que mejorar sus credenciales empresariales. Acuerda con su amigo E, director de compras de una gran empresa y experto en “hacer el egipcio” (la mano hacia atrás, con la palma bien abierta), la adquisición de mercancías por valor de 2 millones de euros. Con ese primer triunfo en sus bolsillos y el consejo ablandado convenientemente, K empieza a susurrar al oído del presidente de G la conveniencia de reorganizar la empresa a nivel mundial para liberarla de los vicios del pasado. “Tengo el mundo por conquistar y los viejos corsés organizativos me lo impiden”. Unos cuantos masajes más en el oído, y todo sea dicho, tres orgías a lo Max Mosley más tarde, K es nombrado vicepresidente regional con plenos poderes sobre su territorio de actuación. O sea, y por resumir, que K se ha hecho con la caja.
Paso 4 - Los contratos toco-mocho: Empieza el festín. A darle bien a la máquina de falsificar pedidos. La impresora arde, los contratos –falsos- no bajan de los seis ceros y la cuenta de resultados –ficticios- sube como la espuma. Los bonos extraordinarios que cobra K por sus éxitos imprevisibles no le caben ya en su depósito de seguridad en Ginebra. El toco-mocho es tan burdo que los empleados empiezan a sospechar. K les humilla con vistosos autos sacramentales (reunión de seguimiento del forecast de ventas, en la jerga empresarial) y la inestimable colaboración de los compinches de su banda. El mensaje es claro “Sí, estamos falsificando las ventas. ¿Y qué? ¿A qué no tenéis huevos/ovarios para ir al juzgado de guardia?”. Efectivamente, tiene toda la razón, la plantilla carece de gónadas. El arte de la humillación colectiva.
Paso 5 - Pasando de auditores: En los headquarters de G empiezan a mosquearse: los pedidos fluyen incontenibles, pero el dinero correspondiente no entra en caja. Los problemas de tesorería empiezan a cantar
Paso 6 - Las cartas fuera: El presidente de G, enfurecido, llama a capítulo a K. ¿Creen que K está a dos pasos de la cárcel? ¡Por Dios, K está tan tranquilo! No es sólo una cuestión de sangre fría: es que es un experto en las nuevas tecnologías de videovigilancia. Al fin y a la postre, fue director hace años de uno de los líderes del sector. Curiosamente, es la misma empresa que montó el sistema de control en el prostíbulo aquel tan libidinoso donde festejaba al consejo. Curiosamente, el prostíbulo lo montó a medias con un antiguo compañero de rapiñas. K comparece ante el presidente de G y descubre sus cartas. El presidente, que se creía zorro viejo, pobre, no mueve un músculo (pero se le encogen ciertos cuerpos cavernosos).
Paso 7 - Rebañando el plato: Los movimientos se suceden vertiginosos porque el escándalo le puede explotar al presidente de G -a la altura del bajo vientre- en pocas horas. Los términos se invierten y es ahora K el que le llama a capítulo: “Presidente, mi estimado amigo, yo tengo una videoteca cojonuda y tu tienes un problema. Pero yo soy un hombre comprensivo con las debilidades ajenas, y además estoy cansado de mi esfuerzo para empujar esta empresa hacia el futuro. 2’5 millones de euros y no se hable más”. El presidente de G ordena el pago y presenta su dimisión al consejo, que acto seguido nombra como controller mundial al gerente de la empresa auditora que descubrió el pastel español (con una remuneración a tono con sus nuevas responsabilidades). El nuevo controller procede de inmediato a ejecutar un plan de reajuste en la subsidiaria española. Hay que provisionar fondos para salir de la bad debt. Algunos, que ya habían perdido la autoestima, pierden ahora el trabajo. Impotencia.
Epílogo …parcial: Han pasado tres meses desde su salida. Clepto K está comiendo con un conocido. Sus sensores se disparan cuando le oye decir “Parece que la empresa francesa S (de soplagaitas) está buscando un nuevo PDG para España …”. Clepto K cierra los ojos para que el poderoso aroma del vino arrastre los restos de cocaína y penetren en su cerebro sin molestas interferencias. El oído sigue bien abierto. Y vuelta a empezar (ir al paso 1).
¿Película de intriga de serie C? En absoluto, amigos. Método científico de transferencia indetectable monetaria organizada, absolutamente probado sobre el terreno y con sólidos fundamentos teórico-prácticos en la neuropsicobiología de los apetitos desenfrenados.
Aprendices de cleptócrata que me leéis, émulos de K, para medrar adecuadamente por la recta vía sólo debéis evitar que el exceso de dinero en los bolsillos os haga perder pie (mucho cuidadín con la coca, el sexo y los inversionistas rusos) y recordar siempre, siempre, siempre aquel consejo del astuto Franco a sus ministros: “Hagan como yo, no se metan en política”.
¡Ah, la política! El único precipicio conocido por el que se puede despeñar un genuino Cleptócrata Paciente. Su mortal mutación a Impaciente.
(Escrito por Desde mi Atalaya)
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