-Arabes y judíos parecen condenados, genéticamente maldecidos, por la imposibilidad de ser otra cosa que enemigos enzarzados en masacres y venganzas alternadas, como si fuera una consecuencia fenotípica del factor Cohen.
-Incluso aceptando como significativo la existencia de un factor genético característico (genetic signature) y que implique algo distinto a la lógica conclusión de que los rangos y castas sociales se casan dentro del grupo (elevada endogamia)…
-(estas paranoias pseudoesotéricas son típicas de los que oyen campanas cromosómicas y no saben por qué alelo están tocando)-
-… sólo explicarían las tendencias de un grupo concreto, el de los sacerdotes. No las de políticos, jefes, escribas, militares, levitas y, en general, los que mandaban y mandan en mayor o menos medida.
-Pues no faltan ejemplos de uniones más o menos temporales y firmes cuando han creído que eran necesarias. Rápidamente han superado barreras mentales costumbres. Así, cuando en el período de mandato inglés de la zona (¡oh, preclaros políticos de la Rubia Albión!) los gobernadores y estrategas rehusaron garantizar la independencia inmediata de la mayoría árabe e impusieron restricciones a los inmigrantes judíos que huían de la Peste Nazi (por mucho que los desinformados antisionistas acusen a los ingleses de lo contrario, es decir, de llenarles el terreno de tipos con maletas y estrellas de David bordadas en las chaquetas), unos y otros llegaron a la conclusión de haber sido estafados y manejados como peleles por el Liberalismo Británico, fachada de un imperialismo moral y políticamente en bancarrota. Una de las evoluciones lógicas de dicha convicción es el auge del Comunismo (el otro es el nacionalismo de los colonizados). Surgen en su momento el Partido Comunista palestino y el Histadrut judío, que a su vez es germen del PAWS…que es de afiliación mayoritariamente árabe. Unos y otros intentan absorberse mutuamente, haciéndose OPAS sin importarles si los afiliados a recoger son de una u otra categoría étnica. Los intentos posteriores de usar las estructuras para las luchas internas (de orden bastante personalista) los corroen y destruyen a largo plazo, pero por el camino se unen, se desdoblan, surgen otros proyectos… Será que aquellos comunistas eran en verdad internacionalistas y se creían lo de la igualdad de los parias de la tierra y la universalidad de la famélica legión, pero el caso es que pudieron ponerse de acuerdo para una acción conjunta con el AWC (árabe) y el Histadrut haciendo cuentas y movilizando gente. En Septiembre de 1945, ambas organizaciones montaron una huelga de siete días en los talleres militares británicos de las afueras de Tel Aviv. 1300 trabajadores que reclamaban reconocimiento sindical, el pago de ciertos adeudamiento en el sueldo, el alivio de la disciplina (que carajo, ellos no eran militares sino civiles contratados…) y la readmisión de los despedidos injustamente. Los huelguistas organizaron líneas de piquetes en los accesos al trabajo y árabes y judíos cogidos del brazo marcharon por Tel Aviv cantando en árabe y en hebreo: “larga vida a la unidad entre los trabajadores árabes y judíos”.
-Me conmuevo al imaginar tan gloriosa escena. Pañuelos rojos, la Internacional cantada en ambos idiomas, puños en alto… no se si es mas increíble el ver las imágenes de la unidad de los proletarios de ambos grupos o la del comunismo rampante y fraternal entre gente que nos dicen que están irremediablemente separadas por su religión. El Comunismo tiene que responder por muchos crímenes, y uno de ellos es haber fracasado como promesa de superación de las mezquindades localistas y tribales.
-La crisis de 1947-49 dejó sin terreno bajo los pies a los comunistas de ambos partido. No puedes aliarte con el primo de alguien que ayer fue obligado a dejar sus tierras o que fue quien les echó. La izquierda (sin tradición, sin autoridad, sin recursos) no tuvo ni fuerzas ni oportunidad de tender puentes o reducir el impacto del conflicto árabe-israelí. Su esperada solidaridad de clase trabajadora interétnica sólo fue leve rocío sobre las piedras de Galilea y espejismo de un sueño. Así perdimos, entre otras cosas, la inocencia de la juventud comunista.
-Para muchos también fue la perdida de la inocencia y la fe en la solidaridad entre árabes. Ni los jordanos, que acogieron (y adoptaron) a miles de refugiados en la Nakbá, se libran de su crónica oscura . Abdulláh, Rey de Jordania, maniobró cuanto pudo para anexionarse la parte de territorio que según la resolución de la ONU de 1947 hubiera tenido que ser un país árabe. Al expirar el mandato británico en la medianoche del 14 de mayo de 1948, los judíos proclaman la existencia del estado de Israel. Al día siguiente, los ejércitos de los vecinos estados árabes, incluyendo la Legión Arabe de Transjordania, invaden Palestina, durando esta fase de la guerra hasta el 7 de enero de 1949. Podría parecer que su entrada es una maniobra para proteger a los palestinos árabes, pero las cosas no son tan prístinas. La amistades complejas entre el rey jordano y el gobierno israelí se demostró crítica para la evolución del conflicto. Que suele ser descrito como un asuntillo bipolar en el cual un frente árabe monolítico e implacable se opone contra los judíos en bloque, pero en realidad es una auténtico encaje de bolillos de tomas y dacas, enlaces imposibles, alianzas sorprendentes y mucha, mucha diplomacia (en el mejor y en el peor de los sentidos).
-Tan simplista como las dos interpretaciones alternativas (y contradictorias) del éxodo palestino. La versión palestina (y de sus partisanos) es que los sionistas (esos malos Malasombra que son malos de verdad y mas malos que la quina) expulsó por la fuerza a los palestinos con una política planeada y sistemática. La versión proisraelí (y de sus allegados) es que los palestinos (gente de mal vivir y arrebatos inesperados propios de elementos de baja estofa) huyeron voluntariamente, y que los líderes palestinos y de otros países árabes les ordenaron o “sugirieron” que se largaran, con vistas a preparar el terreno para una invasión árabe planeada para el 15 de mayo de 1948.
-(Rayos, yo creía que cuando vas a invadir un territorio y puedes contar con apoyo de la población en forma de auxilio o quintacolumnistas no se te ocurre decirles que se vayan antes. Será por eso que no soy estratega melitón digo militar, que cosas…)
-Los documentos desclasificados en los años 80 y principios de los 90, principalmente israelíes pero también americanos, británicos y de las Naciones Unidas, han complicado las cosas en tan sencilla, mentalmente cómoda, dicotomía. Al parecer las razones y factores que decidieron a los palestinos a tomar las de Villadiego con lo puesto fueron diferentes dependiendo del lugar y el momento. Gran parte dependió de las circunstancias locales, particularmente de las iniciativas locales de los jefes y oficiales israelíes, así como de los jefes y notables árabes. Los líderes políticos israelíes, encabezados por David Ben-Gurión (aunque seguramente deseosos de tener el menor número posible de árabes metidos en Israel, y frecuentemente incordiando a los comandantes militares –y raramente ordenando- para que les despejaran diversas zonas de palestinos cabezotas) nunca plasmaron esta idea de “traslados” en una política sistemática, comprehensiva y real, tanto por los frenos morales e internos como por las restricciones políticas y externas del liderazgo israelí. No hubo una decisión política formal, aunque sí que existía una suerte de consenso (especialmente entre los militares) de favorecer la salida de los palestinos del territorio israelí, tanto por razones militares como políticas. En algunas campañas, como la Operación Hiram en Galilea en octubre de 1948, los oficiales al mando manejaban directivas de expulsión. Pero en la mayoría de zonas y la mayor parte del tiempo la población palestina fue abandonada por sus líderes nacionales y por los estados árabes a sus propia suerte y recursos, evidenciando además que el liderazgo a todos los niveles era confuso y a veces aleatorio en sus decisiones. Muchas veces la decisión de irse o quedarse estaba en manos de un anciano jefe tribal, sin otra información que los rumores de los paisanos, y a cuyo cargo estaban las vidas de los hombres, mujeres y niños del poblado. Rumores que no solo eran exageraciones, tergiversaciones, propaganda o bulos, sino que incluían los más que ciertos hechos de la masacre de Dayryasin a cargo del Irgun y el Lehi en repuesta a los ataques de la Armada de Liberación Arabe. Y si este ataque estaba “justificado” o racionalizado es algo que aún es polémico.
-Por mucho que nos juren que las barbaridades del ejército israelí y los grupos paramilitares son parte de la leyenda negra, se cometieron atrocidades y despropósitos…
-… por ambos lados…-
-… como en todas las guerras, y el que suponga lo contrario no sabe que es la guerra. Tanto por el descontrol propio de ella, la impunidad de los crímenes a cargo de psicópatas y criminales que quedan camuflados y disculpados (y hasta puede que condecorados) y la “venganza” del que ha sido objetivo de bombas, disparos y degollinas varias, como por la creencia entre muchos mandos (y mandados) de que una acción contundente, sangrienta, aterradora, es parte de la guerra psicológica que abate al enemigo y lo deja indefenso antes de empezar.
-Eso si no se habían espantado antes de las barrabasadas y pillajes que los voluntarios o irregulares árabes extranjeros, que no se privaban de amenizar su alistamiento con robos, intimidaciones y canalladas varias en las poblaciones a las cuales supuestamente venían a proteger. Para cuando entra la ofensiva de las fuerzas armadas israelíes y la Hagabah en Abril-mayo de 1948, la sociedad palestina ha sufrido una rápida desintegración y colapso, sálvese quien pueda, no hace falta que les pongan anuncios en la radio (que pocos tenían y escuchaban) o les hagan campañas de bombardeo de folletos (que nadie puede leer). Si se pensó en utilizar una versión galilea de Rosa de Tokio para desmoralizarles, antes de empezar los castings de locutoras los sheiks de los poblados ya habían ordenado cargar los camiones y los borriquillos y 700.000 palestinos estaban en las carreteras huyendo de los propios y los ajenos.
(… y algunos no han parado de andar desde entonces)
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