Rajendra Pachauri. No olviden este nombre. Es el nuevo gurú de los genios pensantes del planeta. ¿Qué genios? Tres genios, tres. A saber: Al Gore, Arnold Schwarzenegger y, claro, Jose Luis Rodríguez Zapatero. El doctor Pachauri es presidente del Grupo Intergubernamental de la ONU sobre el Cambio Climático (
IPCC) y afirma, hierático, quieto, solemne, tomista en su verticalidad, que, durante el último siglo, (1) la temperatura media del planeta ha aumentado 1.7 grados, (2) el nivel de agua del mar ha crecido 17 centímetros y (3) ha disminuido -¿un 17% quizá?- la masa de hielo aquí, acá y acullá. Este caballero tuvo la galantería de comparar a
Bjorn Lomborg, autor de
El ecologista escéptico, con Adolf Hitler porque (sic) “ambos tratan a los seres humanos como si fuesen vacas”. Pero hoooombre, doctor Pachauri: vacas. Precisamente vacas. El animal sagrado de su país. Vacas que, por cierto, deben de contribuir, regüeldos mediante, a ese ya indudable, indiscutible, incontrovertible, imparable cambio climático cuyos efectos, según don Rajendra, van a persistir durante décadas, siglos quizá, aunque se eliminasen por completo las emisiones de dióxido de carbono. ¿Por qué? Sólo él, y Dios, claro, lo saben. Dios por omnisciente; don Rajendra, por ingeniero industrial, que es lo más parecido.
El
global warming tiene un efecto vivificante, renovador, salutífero sobre los tres políticos, tres, de más alta densidad neuronal del planeta: les permite, a los tres, obviar lo trivial, lo banal, lo fútil, para ir directamente al forúnculo. ¿Migraciones? Bah. ¿Hambrunas? Beh. ¿Mortalidad infantil? Bih. ¿Fanatismo religioso? Boh. ¿Pandemias? Buh. Nada, nada: la elevación del nivel del mar en las Maldivas y Tuvalu. Ese es el problema.
That’s the matter. Y, claro, van a New York, a lo que viene siendo la sede de la O.N.U. y nos mortifican con los conocidos mantras. Rodríguez Zapatero, postrado y genuflexo ante el doctor Pachauri, ha jurado por sus niñas que España está en la primera fila del ejército mundial contra el calentamiento global. En primera fila. Sin embargo, ah, nuestras emisiones han crecido un 48% desde 1990. Ni siquiera Narbona consigue embridar el asunto. Ni ella, con su gesto adusto, su mirada fulminante y sus arrugas frontales, puede acabar con el crecimiento de nuestro país. Vaya por Dios, por las vacas y por el gurú.
(Escrito por Protactínio)
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