LA VERDADERA HISTORIA DEL 11m
(o "Podéis meteros la navaja de Occam por el culo")
Por Casimiro García-Amarillo y Luis del Chino
Elementos dentro de la policía y el CNI que pertenecieron a la estructura del GAL no estaban dispuestos a aceptar sin más un nuevo cuatrienio de gobierno popular. Para intentar provocar un vuelco electoral, prepararon un atentado terrorista de corte islámico, utilizando una célula, infiltrada por la policía, que estaba en estado embrionario. Una célula que podríamos llamar de aspirantes a terroristas. Esa célula era la del Tunecino. Pero esos aspirantes a terroristas no tenían capacidad ni medios para perpetrar atentado alguno. Había que proveerles y, lo que a partir de ahora llamaremos GAL2, se afanó en ello.
Entonces es cuando se utiliza a un grupo de delincuentes comunes musulmanes, la banda del Chino, infiltrada también por confidentes, en nada islamistas, para que fueran los que entregaran finalmente los explosivos a los noveles terroristas, pues difícilmente los terroristas se iban a fiar de quien no fuera musulmán. Por otra parte, toda la operación la coordinó un policía español, pero también musulmán, del que tanto terroristas como chorizos se fiaban y que es el que propició los contactos de los chorizos con Trashorras, a la vez confidente policial.
Así es como se gestó la venta de explosivos, la famosa Goma 2 de Mina Conchita. Pero la Goma 2 que les propiciaba Trashorras no les parecía suficiente a los terroristas, que pretendían un macro atentado. El propio Trashorras contactó con ETA y consiguió que ésta pasara a los chorizos mayor cantidad de explosivos. La caravana etarra fue interceptada merced al chivatazo del GAL2, que no quería poner en manos de los del Tunecino tanto explosivo. Su intención era propiciar un atentado espectacular, pero con pocas víctimas, atribuible al terrorismo islámico y que se relacionara mediáticamente con la actuación del gobierno Aznar en la guerra de Irak, cuestión central en la propaganda electoral de la oposición, y con ello contribuir a un vuelco electoral, de otra manera imposible. En definitiva, los explosivos etarras no llegaron a sus destinatarios, que tan sólo iban a contar con la Goma2 de Mina Conchita.
Los terroristas aficionados del Tunecino no sabían ni siquiera montar los explosivos, pero para ello contaron con la inestimable ayuda del policía musulmán perteneciente al GAL2, que sí era un experto y fue quien montó las tres mochilas con las que se iban a perpetrar los atentados. Bien se cuidó de que tan sólo una pudiera explosionar, para que no hubiera una masacre, y que las otras dos no lo hicieran, pero quedaran como pruebas de que los atentados los habían hecho terroristas islámicos, al tiempo que provocaban la reacción de miedo social, pues de haberlo hecho, hubieran provocado una matanza mayor.
Los terroristas del Tunecino perpetraron su plan y colocaron las mochilas, cada una en el primer vagón de cada tren. Como estaba previsto y preparado por el GAL2, sólo explosionó una y las otras dos cayeron en manos de las FSE.
Pero lo que nadie tenía previsto es que, al tiempo que una de las mochilas explosionaba, otras explosiones de mucha mayor envergadura iban a producirse en cada uno de esos tres trenes, ocasionando una masacre terrible. El siniestro plan se había cumplido, pero la magnitud de sus consecuencias era de tal envergadura, que dejaba paralizados incluso a quienes formaban parte de la criminal conspiración. Sabían que alguna víctima iba a producirse porque era necesario, pero se pretendía que fueran las menos posibles. ¿Quién había puesto las otras bombas, se preguntaban los del GAL2, sus inspiradores, quienes les amparaban e, incluso, el Tunecino y su secuaces? Todos pensaban que sólo ETA podía estar detrás de esas bombas y, efectivamente, de ETA se trataba, de ETA, que conocía perfectamente lo que se iba a producir y aprovechó la ocasión.
Al GAL2 le salía el tiro por la culata, pues los TEDAX, ante lo terrible de la situación y con miedo a que todavía pudiera haber más bombas, hicieron explosionar rápidamente de forma controlada las dos mochilas, que debían de haber servido como pruebas para demostrar la autoría islámica, que tanto daño tenía que hacer al PP.
Dados los antecedentes y con razón, todo el mundo atribuyó el magno atentado a la ETA, desde el gobierno hasta la oposición, desde el lendakari hasta Carod Rovira, desde el diario El Mundo hasta El País, desde la Ser hasta la COPE. Sólo Arnaldo Otegui ponía en duda la autoría etarra, si bien de forma poco convencida, hasta el punto de que se le intervino una llamada en la que preguntaba si habían sido los suyos, pues de ser así él no podía refugiarse ni en su pueblo.
El policía musulmán y el Tunecino contactaron. El Tunecino estaba alucinado y quería escapar con los suyos. El policía le convenció de que no lo hicieran, pues sus movimientos podían levantar sospechas y más les valía estarse tranquilitos, máxime, a la vista de que los atentados se estaban atribuyendo a ETA y no había nada que pudiera implicarles a ellos. Los terroristas quedaron convencidos y a la expectativa.
El GAL2 sabía a estas alturas con certeza, pues así se lo habían comunicado sus amigos políticos, que ETA, directamente o por medio de mercenarios, era la autora del grueso de los atentados, pero no iba a reivindicarlos. Se puso entonces en funcionamiento un improvisado plan B, que no sólo iba a salvarles los muebles, sino que iba a permitirles rentabilizar las bombas puestas por ETA. Pero, para ello, era importante que el Tunecino y los suyos no aparecieran de momento en escena, pues si eran detenidos por cualquier circunstancia, iban a cantar la gallina y todo quedaría al descubierto.
No teniendo con qué adjudicar al terrorismo islámico los atentados, una vez destruidas las dos mochilas preparadas para eso, se hacía imprescindible crear nuevas pruebas que permitieran a los investigadores apostar por la vía islamista y había que actuar rápido, pues las elecciones eran el domingo y de asentarse la tesis de la autoría etarra, todos sus esfuerzos no habrían servido para nada e, incluso, habrían propiciado todo lo contrario, una victoria aplastante del PP en las elecciones.
Para crear esas pruebas y que el Tunecino y los suyos no se mosquearan dando al traste el plan, se habló con ellos ante las primeras informaciones que entreabrían la posible autoría islámica. El policía musulmán llamó a la tranquilidad al Tunecino, intentando convencerle de que, si había que adjudicar los atentados a algún musulmán, ya lo tenían todo controlado para adjudicárselo al hereje e impresentable Zougam, el del locutorio de Tribulete, y a algunos de los suyos. Al policía le costó convencer al Tunecino para que colaborara, pero al final le convenció de que no tenía más remedio que hacerlo así, pues todos estaban en el mismo barco.
A partir de ahí, el GAL2 se afanó en crear las pruebas falsas, la mochila de Vallecas y la furgoneta de Alcalá, las reivindicaciones falsas, el aparato mediático empezó a vocear falsedades tales como lo de los terroristas suicidas... pero con todo y con eso, parecía que para ganar las elecciones no bastaba, pues el gobierno se mantenía bastante firme en su tesis de autoría etarra y todas esas pruebas no acababan de convencer a la mayoría de la opinión pública. Tenía que haber algo más contundente y eso sólo podía ser que hubiera detenciones, para convencer definitivamente al grueso del electorado, incluso a los que nunca votan, de que el gobierno era mentiroso y había ocultado la autoría islámica, adjudicando los atentados a ETA, terrorista, sí, pero incapaz de perpetrar semejante enormidad.
Había que convencer a la opinión pública de que el gobierno mentía, porque su guerra de Irak era la razón por la que la masacre se había producido. Los teléfonos de muchos políticos de la oposición echaron humo, tanto como los del GAL2 y los de los interlocutores de la ETA.
Tirando de la tarjeta de teléfono que el policía musulmán había introducido en la falsa bolsa explosiva que apareció en la Comisaría de Vallecas, se produjeron las injustificables detenciones de musulmanes, o supuestos musulmanes, el sábado por la tarde, víspera electoral. El giro de cara a la opinión pública ya estaba dado. "Los españoles no se merecen un gobierno que les miente". "Aznar asesino". "Vuestra guerra, nuestros muertos". "Pásalo". El vuelco electoral se produjo.
Al GAL2 y a los políticos amigos, finalmente, les había salido todo a pedir de boca, mucho mejor de lo que tenían previsto. Pero a partir de ahí, se presentaba una problemática distinta. La cuestión de ETA tenían que resolverla los políticos amigos, algo en lo que se pusieron manos a la obra y cuyas consecuencias todo el mundo conoce a día de hoy. Para el GAL2 quedaba el liquidar a los que habían perpetrado la "parte pequeña de la masacre", que de ser detenidos se irían de la boca y contarían la verdad, pues no se iban a comer ellos los 200 muertos. A toda costa, a los islámicos había que adjudicarles para siempre la totalidad de los atentados, pero para ello había que acelerar lo más posible la consumación del plan B, con la liquidación tanto del Tunecino y sus secuaces, como del Chino y los suyos, los únicos que podían, en principio, descubrir el percal.
A todo esto, el Tunecino, el Chino y demás se habían quedado mucho más tranquilos, pues lo dicho por el policía musulmán se había cumplido tal y como les había prometido y había unos cabeza de turco, con Zougam como máximo exponente, a quienes se había adjudicado el atentado. No le fue difícil al policía musulmán convocarles a todos a una reunión en el piso de Leganés, para analizar los hechos y dar a cada uno la salida oportuna, si es que antes ya no se le había dado a más de uno boleto. Los musulmanes no se imaginaban que lo que allí iba a suceder les mandaría definitivamente al otro barrio, para lo que el GAL2 ya había acondicionado el piso con las cargas explosivas necesarias. Los acontecimientos se desarrollaron según lo previsto por el GAL2 y todos los que conocían la trama inicial fueron suicidados, con una víctima mortal colateral, el GEO.
Ahora se empiezan a agotar los plazos para que, quienes jugaron los papeles menos delictivos en esta historia, cuenten la verdad y reciban el castigo que por la aplicación de la ley les corresponda, pues de lo contrario, sobre ellos, finalmente, caerá la responsabilidad de la masacre, cuando su delito ha sido el de la fidelidad a unos jefes que quizás ellos no supieran criminales y el ocultamiento de unos hechos que, muchos de ellos, pensaban no eran inducidos sino accidentales, cuestión sin duda grave, pero incomparable con la comisión directa de la masacre, por la que deben pagar los verdaderos responsables y perseguirse a quienes la realizaron materialmente, incontrolados por quienes "sólo" querían poner una "bombita" con el menor coste humano posible, para perjudicar los intereses de un partido político, que presumiblemente iba a ganar las elecciones, y que era el partido que les había quitado el chiringuito, propiciando la encarcelación de quien tan bien lo había proveído durante años.
Todas la informaciones, los datos, las investigaciones y las dudas que a día de hoy están sobre la mesa se pueden, en mi opinión, ubicar en esta escaleta básica de los hechos, que tengo por hechos ciertos, para conformar el dossier completo de lo ocurrido.
Cada vez somos más los que ya sabemos, básicamente, lo que ocurrió el 11M y cuál fue el papel de cada cual
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