DONALD SPOTO
"Las estrellas de cine sustituyen a los santos"
Biógrafo de los grandes de Hollywood
IMA SANCHÍS La Vanguardia 12/01/2007
Tengo 65 años. Nací en Nueva York y vivo en el campo, en Copenhague. Doctor en Filosofía. Casado, hace 5 años, con un señor danés. Tenemos dos perros. Mi política es la defensa de los derechos humanos: he estado muy implicado contra la pena de muerte. Afirmo la fe de los apóstoles. Publico Audrey Hepburn, la biografía (Lumen)
LOS DETALLES
Me cita la famosa frase "Dios está en los detalles". Y a eso ha dedicado su vida, a coleccionar esos pequeños detalles en los que se expresa la humanidad; miserias, carencias y grandezas de los mejores talentos de Hollywood, a los que conoció y trató. Tiene publicadas nueve biografías, entre ellas, de Alfred Hitchcock, Tennessee Williams, Marlene Dietrich, Laurence Oliver, Marilyn Monroe, Ingrid Bergman y, ahora, la encantadora Audrey. Pero además de escritor también es teólogo: ha dado clases de esa materia durante años y ha publicado libros sobre Francisco de Asís y Jesucristo, y próximamente Juana de Arco. Esa extraña mezcla entre la frivolidad y genialidad hollywoodiense y la profundidad espiritual hace de él un observador con hondura.
Genial pero rarito, su amigo Alfred Hitchcock...
- Odiaba rodar películas. Le gustaba encerrarse con el guionista, crear la historia y verla en su cabeza, pero no soportaba lidiar con los actores, el equipo y los productores.
- ¿Y sabe por qué?
- Tenía miedo de todo: de la gente, de ser rechazado, de gustar, de no gustar; su vida era un círculo de miedo y eso se ve en sus películas.
- Tras escritores geniales suele haber infancias desdichadas, ¿es el caso de Hitchcock?
- Sí, estaba fuera de lugar: católico en un mundo protestante, demasiado inteligente, feo, gordito; un niño sin amigos que se entretenía creando historias en su cabeza.
- Usted ha conocido y estudiado muchas vidas famosas, ¿qué ha aprendido?
- Eso, que el ser humano es capaz de soportar niveles de sufrimiento increíbles, trascenderlo, y hacer cosas fantásticas con su vida. Es el caso por ejemplo de Ingrid Bergman...
- A los 13 años ya era huérfana.
- La acogió su tía, que murió poco después en sus brazos de un ataque al corazón. Nadie hubiera dicho que se convertiría en una de las mejores actrices que ha dado la historia. Y fíjese en Audrey Hepburn...
- Otra vida marcada por el sufrimiento.
- Su padre abandonó a su madre cuando ella era niña, y con la ocupación nazi de Holanda casi mueren de hambre. Sufrió seis abortos y muchos matrimonios rotos.
- Y depresión clínica diagnosticada.
- Sí, su vida es como un ciclo de decepción, pero en vez de compadecerse de sí misma fue capaz de dar la vuelta al sufrimiento y convertirlo en entrega. Los últimos años de su vida los dedicó plenamente a asistir a niños víctimas del hambre y la guerra.
- Marilyn Monroe, otra niña triste.
- No conoció a su padre y su madre estaba loca; cambiaban constantemente de paradero, terrible historia, pero ella quiso hacer algo con su vida y lo hizo. No tenía nada que ver con la imagen que se tiene de ella.
- Dicen que bebía y se drogaba demasiado.
- Sí, y que ascendió de cama en cama, que estaba loca y que era dificilísima para los rodajes. Todo falso. Era frágil, lo que era perfecto para Hollywood, pero una excelente persona con varias interpretaciones magníficas. Y no se suicidó.
- ¿Es una afirmación rotunda?
- Ahí está el historial de la autopsia para demostrarlo. Iba a volver a trabajar, se iba a casar con Joe DiMaggio, estaba en lo mejor.
- Marlene Dietrich, otro misterio...
- En este caso, más que niña triste fue una anciana triste. Una víctima más de la creencia de que uno es sólo su aspecto físico. Cuando consideró que había perdido su atractivo se encerró en su casa. Murió sola y amargada.
- Elizabeth Taylor.
- ¡Pobre, pobre Elizabeth! Fue la típica niña prodigio de Hollywood, una de las víctimas más trágicas de la fama. Todavía hoy no concede entrevistas si no le regalan una joya de Harry Winston. A veces invita gente a casa, los tiene tres horas esperando y envía a la doncella para decirles que está en la cama, que se vayan.
- ¿Por qué son tan desgraciadas muchas de las estrellas de Hollywood?
- Hollywood es todo negocio, ambición y avaricia. Lo conozco a fondo porque viví allí veinte años. Es un lugar frívolo, cruel, que explota a la gente. Hace falta tener mucho carácter para sobrevivir allí.
- Parece un contrasentido, una fábrica de sueños llena de gente triste.
- Eso es Hollywood, y lo terrible es que todavía hoy siguen forzando a los actores a dar una imagen falsa de ellos mismos. Son muchos los que acaban cooperando en su propia destrucción a cambio de fama y dinero.
- ¿Considera la fama destructiva?
- Es peligrosísima si no tiene contenido, pero en eso estamos: la gente hace cola para conseguir un autógrafo de O. J. Simpson, un jugador de fútbol americano que se hizo famoso en Hollywood porque le acusaron de asesinar a su esposa y al amante de ésta.
- ¿Eso es estupidez o indecencia?
- Ambas cosas. Y lo más peligroso es esa relación entre fama e importancia. Si sales en los medios eres famoso, tanto da que seas un imbécil, un asesino o un premio Nobel. Hay actores y actrices que salen en televisión y proclaman que son alcohólicos o adictos a las drogas y la gente les aplaude y admira.
- Ya.
- En mi país, protagonistas de las revistas del corazón, como Paris Hilton, heredera del imperio Hilton, que nunca han hecho nada, son famosos y alabados. A los políticos corruptos los tratan con honores en los locales públicos y la gente presume de haber comido en el mismo restaurante que ellos.
- ¿Por qué esa necesidad de glorificar la banalidad?
- Es un fenómeno nuevo, de hace unos 100 o 150 años, y creo que se debe a la falta de espiritualidad: ya no se venera lo no visible, las estrellas sustituyen a los santos. Las nuevas reliquias son el vestido negro que llevaba Audrey en Desayuno con diamantes.
- Y usted ¿qué venera?
- La gente que de forma anónima trabaja por los demás.
- ¿Qué merece la pena en la vida?
- Todas las expresiones de la belleza, ¡hay muchísimas! Me conmueve presenciar una ópera, ver una orquesta, toda esa gente trabajando unida para producir belleza, eso es lo que debería dar significado al mundo, trabajar juntos para crear armonía y belleza. Y eso es lo opuesto a la fama, que es individual, envidiosa y ególatra.
Este café, más que café es churrería: aquí se sirve el desayuno antes que en ningún otro sitio.
(Feliz domingo al sol para todos.)