« A vueltas con la metenaminaLos supuestos paralelismos entre el 11-M y 30-D
Continuamos con la publicación de colaboraciones. Es difícil ya decir que son externas, porque ambos autores pertenecen decididamente a la comunidad de conocimiento que se ha creado alrededor de Desiertos Lejanos, y han hecho contribuciones valiosísimas a la misma. En todo caso, damos la bienvenida a este nuevo artículo de Tuppence y Lior.
A raíz de la explosión el 30 de diciembre en Barajas de la bomba con la que ETA ponía fin a la tregua, Luis del Pino y otros conspiracionistas han explotado los supuestos paralelismos entre ambos atentados, concentrándose en particular en el hallazgo de RDX en Barajas y reviviendo la vieja –viejísima—afirmación conspiracionista de que también en el 11-M se utilizó RDX.
Recomendamos antes de leer lo que a continuación sigue repasar los siguientes artículos:
1. Conspiracionismo – Un análisis metodológico. Luis Fernando Areán, en el que se enuncian los principios conspiracionistas a los que nos referiremos
2. A vueltas con la metenamina. Tuppence, en el que se desmontan las afirmaciones conspiracionistas sobre la presencia de metenamina en algunas muestras, y al que también nos referiremos.
3. La metenamina. El Koko., en el mismo sentido que el anterior.
4. ¿Y ahora, qué vais a hacer? Luis del Pino, el artículo que criticamos.
Sin más preámbulo, veamos que dice Luis del Pino en ¿Y ahora, qué vais a hacer?,
Porque, sobre todo, ¿qué vais a hacer ahora que acabamos de conocer que en la Terminal T4 de Barajas ETA utilizó una mezcla de explosivos entre los cuales estaba el hexógeno, es decir, el RDX, uno de los explosivos militares similares al C4 (del cual es componente) que podrían explicar, según el jefe provincial de los TEDAX de Madrid, esos agujeros redondos que en los trenes dejaron las bombas del 11-M?
Éste es el último párrafo del primer artículo publicado por Luís del Pino tras conocerse parte de la composición del artefacto explosivo que ETA hizo explosionar el 30 de diciembre de 2006.
En su brevedad, es un compendio de la metodología conspiracionista, de la cual Del Pino se ha convertido en auténtico maestro. Para eso, y poco más, le han servido estos tres años de arduas “investigaciones”.
Para comprender este párrafo en su contexto es de justicia decir que todo el artículo es un cúmulo de insinuaciones en forma de pregunta compleja falacia lógica que consiste en la conversión de hipótesis y premisas en hechos probados (lo cual es en sí otra falacia lógica), mediante el expediente de incluir en la pregunta la afirmación no probada. El ejemplo clásico es ¿Sigue usted pegando a su mujer? , pregunta que evidentemente supone que el interrogado tenía por costumbre hacerlo. En efecto, vemos que a esta pregunta no le antecede ni precede ninguna argumentación lógica (ni nada que se le asemeje), que justifique la insinuación.
¿Por qué nos centramos en este párrafo? Como antes se ha dicho, porque es un compendio de la metodología conspiracionista –“y nunca está de más demostrarle a un fatuo que lo es”– y porque es el único en el que Luis del Pino, en este artículo, se refiere al 11-M. También es justo indicar que este artículo es breve en su extensión y un grano de arena en el desierto conspiracionista, además de estar publicado en un weblog, por lo que es fruto, más probablemente, de la inmediatez de la relación directa con la troupé conspiracionista y es en este contexto en el que han de tenerse en cuenta, en relación con los demás “artículos de investigación” (en forma de artículos periodísticos, libros o entradas en su weblog) que Luis Del Pino ha ido publicando a lo largo de casi ya tres años.
La utilización de un lenguaje emotivo, cargado de parcialidad, dirigido y lleno de juicios de intenciones (octavo principio conspiracionista) que notamos en la pregunta anterior no será óbice para no señalar además y hacer patente la cobardía intelectual que demuestra Del Pino al escudarse en unas supuestas declaraciones del Jefe Provincial de los TEDAX de Madrid. Y decimos supuestas no porque estas declaraciones no existan, que existen, sino porque están completamente tergiversadas y sacadas de contexto para adecuarse convenientemente a las premisas conspiracionistas. Esto se demuestra fácilmente, leyendo las únicas declaraciones oficiales –hechas ante el juez– del agente del C.N.P. 28296 Jefe Inspector de los TEDAX de Madrid. Estas declaraciones versan sobre las primeras impresiones que tuvo este agente aquella misma mañana del 11-M, en el lugar de los hechos (siendo además un tipo de atentado poco familiar para los Tedax, que no habrán previamente visto muchos vagones de tren explosionados), y de por qué se tomó la decisión de tratar de desactivar uno de los artefactos sin explosionar hallados esa mañana con medios reservados a la desactivación de explosivo de tipo militar (como el c3 o el c4), página 53 del Auto de Procesamiento:
“Que el declarante vía teléfono tomó la decisión de que se revisaran todos los trenes desde la cabecera a la cola de cada uno de ellos y que se deberían hacer por dos veces, ya que él había visto la mochila en el vagón primero del tren de Atocha que fue explosionada controladamente y observó que podía tratarse de un alto explosivo, que tenían claro que no era Tytadine, porque este tipo de explosivo muerde, es decir, que no tiene corte limpio, en cambio un alto explosivo corta totalmente y una vez vistos los resultados de las explosiones podía tratarse de un c3 o un c4, que es un alto explosivo que procede a cortar limpiamente”.
“Que cuando estaban en el vagón nº 1 del Tren de Atocha intentaron desactivarla y al considerar que podía tratarse de un alto explosivo, utilizaron la técnica correspondiente; resultando finalmente que no se trataba de ese tipo de explosivo, originando la explosión del artefacto”.
Flagrante manipulación, no sólo porque Del Pino intenta hacer pasar una primera impresión –que además tiene mucho que ver con la toma de ciertas precauciones– como si fuera una conclusión sopesada después de un análisis, sino como veremos, por consideraciones que señalaremos más adelante.
Pero atendamos nuevamente al método y al contenido del texto de Del Pino. Aceptamos pulpo como animal de compañía y nos adentramos en la oscuridad del pensamiento conspiracionista para desvelar así algunas de sus trampas.
La valoración diferencial de indicios según su adecuación a la idea preconcebida (segundo principio conspiracionista) vive en este párrafo de dos modos distintos (¡y además por la compra de dos se lleva uno de regalo!, ¡señoraaaa!).
El primer modo de existencia de este principio consiste en aceptar como válidos los resultados que han hecho públicos las FyCSE relativos a los análisis efectuados a los restos que dejó el atentado de Barajas el 30 de diciembre de 2006 y no aceptar como válidos los resultados que hicieron públicos esas mismas FyCSE relativos a los análisis efectuados a los restos que dejó el atentado de 11 de Marzo de 2004, sin haber prueba ni evidencia que justifique tal cambio de pareceres.
Por arte de birlibirloque Luis del Pino relaciona el atentado del 11-M con el del 30-D usando como único nexo indiciario las antedichas declaraciones (interpretadas a su antojo) del Inspector Jefe del TEDAX de Madrid. No menciona ya para nada la metenamina. Sustancia esta que, según Del Pino, es componente utilizado en ciertos explosivos de tipo militar y que, según Múgica, vendría a demostrar que los restos de explosivos hallados en la Kangoo no coincidirían con los de la mochila de Vallecas ni con los que se hallaron en la vía del AVE el 2 de abril de 2004 lo que indicaría que este tipo de explosivos provenía de la misma fuente, apuntando de este modo sucinto –y cobarde– a una involucración de las FyCSE en manipulación de pruebas, ya que en la muestra patrón que éstos habían dado a los laboratorios también apareció dicha sustancia.
Tal punto, la aparición de dicha sustancia, ha sido convenientemente aclarado por los químicos de la Guardia Civil y desarrollado en sendos artículos de ElKoko (Peón Gris) y Tuppence (Desiertos Lejanos). Hecha esta puntualización en la que se aprecia que Luis Del Pino ya no habla de la metenamina como prueba indiciaria del uso de RDX en alguno de los escenarios del 11-M, pasamos al segundo modo de existir del segundo principio conspiracionista. Sólo señalamos ahora que nosotros no nos olvidamos de la metenamina, y volveremos sobre ella.
El segundo modo de existencia de la valoración diferencial de indicios se encuentra en la omisión de las declaraciones del resto de agentes del TEDAX sobre sus impresiones aquella misma mañana y a los que debemos presuponer, en principio y hasta que alguien demuestre lo contrario, la misma profesionalidad que al agente mentado por Del Pino. Página 51 y ss. del auto de procesamiento,
Sub-Inspector del C.N.P. con carné 27.600,
“Que el boquete que hizo la explosión del artefacto era grande y muy similar al que habían producido las otras tres explosiones ocurridas en el tren de Atocha”
Miembro del C.N.P. con carné 66.478 (encargado de la desactivación del artefacto de Atocha)
“Que por lo que apreció del artefacto y sus conocimientos podía intuir que se trataba de explosivo industrial (dinamita, y los del Ejercito, tipo plástico) utilizado en la Industria y que era de media-alta potencia.”
Queda así evidenciado el segundo modo de existencia del segundo principio conspiracionista, valoración diferencial de indicios según su adecuación a la idea preconcebida.
¡Ah! Casi se nos olvida. El regalo. Tan obcecado esta Del Pino en demostrar los indicios que apuntan definitivamente a la existencia real de su verdad dogmática (“sabemos que nos mienten y que nos han mentido”) que no se da cuenta que los propios indicios –por llamarlos de algún modo– que presenta para sostener sus tesis, le contradicen. Así el Inspector Jefe de los TEDAX de Madrid dice:
“[…] resultando finalmente que no se trataba de ese tipo de explosivo…” (se refiere al artefacto explosivo que se trató de desactivar en Atocha)
Ésta es, por supuesto, la otra parte de la flagrante manipulación que denunciábamos.
El hexógeno, el atentado del 30-D de ETA en Barajas y los atentados del 11-M en los trenes de cercanías
Es hora de volver, como hemos prometido, a la metenamina que Del Pino ya no menciona. Esto es importante porque, a pesar de que Del Pino lo haya olvidado, no quedemos dejar sin refutar el otro argumento que se ha esgrimido constantemente con el fin de señalar la presencia de hexógeno en los atentados del 11-M
Volvamos a lo que dice Del Pino:
La metenamina es un componente utilizado en ciertos explosivos de tipo militar
Como dijimos, tal afirmación es, como mínimo, incorrecta. Antes de entrar en materia unas breves explicaciones para que no quepa el error. La ciclotrimetilenotrinitramina es un compuesto químico al que se designa con diversos nombres, aparte del ya mencionado. Estos son: ciclonita, hexógeno, RDX, T-4. La metenamina también es conocida como hexamina. Pero hexamina y hexógeno no son lo mismo.
La metenamina es uno de los reactivos que se emplea en uno (son dos) de los procesos de síntesis de la ciclotrimetilenotrinitramina (el conocido como método estándar que se hace mezclando la metenamina con ácido nítrico dando como resultado el hexógeno tipo I – Grados A y B).
La sustancia resultante de dicha síntesis –tanto del método estándar como del otro– es la ciclotrimetilenotrinitramina que es el componente principal de explosivos militares como los de la clase C (cuya nomenclatura –C1, C2, C3, C4- difiere dependiendo del porcentaje de hexógeno que contengan en su composición, siendo en el caso del C4 de más del 90% de la mezcla) y forma también parte, el RDX, en menor proporción, de otros explosivos (como el SEMTEX, aunque no en todas sus variantes, cuyo principal componente es la pentrita).
La diferencia entre “componente” y “reactivo” es fundamental. Al cabo de la reacción química de síntesis los reactivos se han transformado en otra sustancia, la resultante. La metenamina que queda es la que no ha reaccionado. En cambio, en una mezcla con varios componentes que no reaccionan entre sí todos éstos conservan su naturaleza química, siendo identificables y separables. En el caso que nos ocupa cabe esperar que sólo queden trazas de metenamina en el resultado final.
Aclarado este punto, y como nos hemos comprometido a penetrar en el oscuro pensamiento conspiracionista es necesario plantear y resolver otra cuestión:
¿Puede aparecer metenamina al analizar hexógeno?
Es posible, pero muy poco probable. Los procesos industriales de síntesis se estudian y se optimizan para que las cantidades de reactivo que queden sin reaccionar sean las menos posibles.
En los casos que estamos tratando (11-M y 30-D) hablamos, además, de sustancias que han sufrido reacción explosiva. Las explosiones son fundamentalmente reacciones de oxidación, que consumen oxígeno, generando gases (los gases tienen mayor volumen que los sólidos, por eso la “explosión”) y liberando mucha cantidad de calor. Las altas temperaturas que se registran en los focos de una explosión producen a su vez pirólisis. Cuanto más potente sea el explosivo (y el hexógeno es muy potente) más gases generará, más rápido y con mayor aumento de temperatura, es por eso que todos los compuestos (no sólo los del explosivo, también los que se encuentren mas cercanos al foco de explosión) sufrirán muchas reacciones de descomposición (combustión y pirólisis), habiendo menor número de probabilidades de encontrarlos para reconocerlos en un análisis químico y señalarlos indubitadamente como sustancias pertenecientes al compuesto explosivo.
¿Qué consecuencia tiene esto? Pues que es muy poco probable que la metenamina hallada en dos muestras del 11-M (furgoneta Kangoo y muestra patrón obtenida del fabricante) provenga de la presencia de hexógeno, toda vez que éste ni siquiera fue detectado.
Detectar hexógeno tras una explosión
Lo que viene a continuación es una reconstrucción de los posibles análisis efectuados a los restos del atentado de Barajas, basada en las normas empleadas por el L.Q.C.A. (Laboratorio Químico Central de Armamento) de La Marañosa, laboratorio perteneciente a la Dirección General de Armamento y Material, del Ministerio de Defensa, acreditado por ENAC y con categoría C.A.T. (Centro de Actividades Técnicas), una de cuyas funciones es actuar como oficina segunda de normalización del Ministerio de Defensa Español.
Del lugar de los hechos se recogieron unas doscientas muestras. Las primeras informaciones no oficiales apuntaron a un explosivo de tipo inorgánico, amonal o cloratita, para después concretarse oficialmente que lo utilizado por ETA fue un explosivo tipo amonal o amosal (nitrato de amonio y polvo de aluminio) potenciado por hexógeno.
Tras realizar los exámenes organolépticos correspondientes, así como la observación de las muestras por microscopía, y la preparación de las muestras para su análisis, se habrá procedido al análisis en si. Nos centraremos en el hexógeno, por ser la metenamina uno de sus precursores y por ser el indicio que hasta hace poco usaban los autores conspiracionistas para elucubrar algunas de sus asombrosas teorías.
La primera prueba que probablemente se efectuara a las muestras del atentado de Barajas habrá sido una TLC. Esta técnica analítica, que permite además determinar diferentes tipos de explosivos en una sola prueba, se emplea para establecer las posteriores condiciones posibles de análisis. En la capa fina el hexógeno aparece como una mancha que prácticamente no se ha movido del punto de inicio, Rf= 0,07 y que al revelarla con difenilamina da un color gris azulado bajo luz UV a 365nm. Después, probablemente, se haya tratado de detectar el hexógeno con una HPLC, para lo cual se necesitaría una concentración mínima de 4 mg/L.
C4 o SEMTEX – Seguimos sin conocer la marca comercial del explosivo
Los explosivos de tipo C (C1, C2, C3, C4) varían en la proporción de hexógeno. En este sentido es imposible determinar que clase es ya que, al haber sufrido reacción explosiva, no tienes el peso inicial de la muestra. Además los explosivos clase C tienen en su composición otras sustancias (plastificantes y trazadores) que tampoco deben de haberse detectado como para poder afirmar indubitadamente que éste era el explosivo.
El SEMTEX tiene además como componente principal la pentrita que debería aparecer en las mismas condiciones en la capa fina que el hexógeno, un poco más arriba de la mitad del cromatograma, Rf= 0.58, de color gris verdoso. El problema que se les debe haber presentado a los químicos es que se habrá usado poco hexógeno en relación a la cantidad de nitrato de amonio y no querrán estos, suponemos, arriesgarse a afirmar que NO es SEMTEX lo que se ha encontrado, por si acaso.
Y recordemos. Se recogieron más de 200 muestras de un escenario dantesco en el que había más de 40.000 toneladas de escombros, con la prioridad de encontrar los cadáveres de las víctimas y en el que se tardó varios días hasta llegar a los restos que estuvieron más cercanos al foco de explosión.
Concluyendo.
Luís del Pino pretende relacionar estos dos atentados terroristas por arte de magia (convencimiento previo de una verdad dogmática: que ETA está vinculada de algún modo – de cualquier modo – al 11-M) y vuelve a encontrarse nuevamente con la cruda realidad, como acaba pasándole a todo conspiracionista. La realidad es tozuda y no espera por nadie, ni atiende quejas. Ya puede rompernos los tímpanos la trompetería mediática de la orquesta conspiracionista que ni así harán que la realidad se modifique a su gusto.
Tanto las declaraciones de los TEDAX como la demostración científica de la aparición de metenamina por parte de la Guardia Civil niegan en este punto los postulados conspiracionistas. Y el que haya hexógeno en Barajas sólo demuestra una cosa: Que hay hexógeno en Barajas.
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