[567] Escrito por: schelling —— 17 de octubre de 2007 0:37
[506] Escrito por: Gengis Kant - 17 de octubre de 2007 0:02
[485] Escrito por: schelling - 16 de octubre de 2007 23:54
... no puede haber patriotas constitucionales cuya patria sea Cataluña. Hoy por hoy no puede haberlos...
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No puede haberlos si se piensa que 'constitucional' apunta a una determinada constitución; sí, si se piensa, que alude al espíritu constitucional, plasmable en muchas constituciones, reales o posibles.
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Creo que hay algo más, referido precisamente a ese espíritu constitucional que invoca.
El patriotismo constitucional alude a la lealtad hacia el régimen constitucional que hace posible una comunidad de ciudadanos libres e iguales. Concibe la patria como una comunidad política que se define por leyes y cuya finalidad es proteger y garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos.
Pienso, y éste es el quid de la discrepancia, que esta lealtad política implica necesariamente un sesgo a favor de las democracias constitucionales realmente existentes. Sencillamente, no veo cómo un patriota constitucional podría defender la secesión y la consiguiente ruptura de una democracia constitucional.
Un nacionalista sí, porque las cosas que le importan son otras. Frente a un Estado democrático constitucional sólo puede defender la secesión invocando una comunidad etnocultural que es su patria soñada.
¿Podría el hipotético separatista defender la secesión por razones que tienen que ver con el "espíritu constitucional? No, frente a un orden constitucional efectivo que garantiza la convivencia en libertad y los derechos de sus ciudadanos.
En fin, discúlpeme si no respondo esta noche, pero estoy molido. Sólo había entrado para leerles un rato sin muchas ganas de intervenir.
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Creo más acertado decir que el patriotismo constitucional realmente existente -no entro ahora en las reflexiones de Dolf Sternbeger sobre el Verfassungspatriotismus, diseñado para crear una adhesión cordial a una por entonces poco cuajada RFA- alude directamente a la lealtad a una comunidad e indirectamente, aunque no puede faltar, a la lealtad al régimen constitucional.
Que lo sustantivo de dicho patriotismo sea la patria más que su organización conforme a unos valores constitucionales se vio en Alemania, cuando, a la primera ocasión que se presentó, como fue la caída del muro, los neopatriotas olvidaron, salvo excepciones, los píos intentos de Sternberger de promover una identidad colectiva limitada a la RFA, para la que había buscado, a falta de otra cosa, mimbres meramente cívicos. Al final resultó que la patria era Alemania, no la RFA.
Con ello aludo a uno de las debilidades del nuevo patriotismo, como es su condición parasitaria de una labor nacionalizadora previa. Sin el duro trabajo de los que construyeron una nación, a aquél le faltaría la tierra en la que arraigar. La nacionalización de los viejos conglomerados de súbditos, parcialmente homogeneizados durante el absolutismo, ha sido una condición histórica, no debidamente reconocida, del patriotismo constitucional.
No puede servir, pues, para distinguirlo del que cabría atribuir a algunos secesionistas -que insisten en afirmar, por algo será, que no son nacionalistas- el hecho de que descubramos en éstos una lealtad territorial independiente de una consideración puramente republicana.
Dicho lo cual, he añadir que cabe la posibilidad de que la aspiración separatista no se funde en razones nacionalistas. Pienso, por ejemplo, en el deseo, seguramente muy real y muy eficaz, de no compartir la riqueza propia.
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