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Suiza, en cabeza de la reacción europea
22.10.07 @ 14:06:55. Archivado en ¿La Cuarta Guerra Mundial?, Planeta Tierra
La contundente victoria del partido populista y anti-UE en las elecciones federales del domingo confirma cambios importantes en la aburrrida vida política suiza. El presidente de la UDC, Ueli Maurer, expuso anoche claramente el secreto de su éxito: 'una persona que se opone a la Unión Europea, que quiere pagar menos impuestos, que quiere más seguridad y menos criminalidad extranjera, vota por la UDC'. 'Nosotros damos respuesta a las preocupaciones de la gente: la inseguridad, el acoso en las escuelas, el tráfico de drogas', añade el diputado udecetista André Reymond. Su cartel electoral fue tres ovejas blancas sobre un prado con la bandera suiza, mientras uno de ellos expulsa de una patada a una cuarta oveja negra. Su primer proyecto es expulsar del país a los delincuentes extranjeros, junto a sus familias si son menores.
El motor de UDC es Christoph Blocher, de 63 años, ha labrado en poco más de dos décadas una ascendente carrera política, así como económica: Blocher ocupa el noveno lugar entre los más ricos de Suiza, con una fortuna obtenida como asesor y luego propietario de la empresa de plásticos EMS Chemie estimada por la revista Forbes en 1.400.000 millones de dólares. En política, Blocher ha ido creciendo a golpe de una enérgica oratoria, acompañada de una inagotable financiación, que lo han convertido en el protagonista de numerosas campañas de referendos durante los últimos 20 años.
Acérrimo defensor del aislacionismo suizo, Blocher ganó fama en 1986 durante la consulta contra la entrada del país en Naciones Unidas, para lo que creó un grupo de presión llamado Campaña para una Suiza Independiente y Neutral. También participó en el referéndum contra la participación del país en operaciones militares de la ONU en 1994 y en la consulta contra el ingreso de Suiza en la Unión Europea en 2001.
Inició su carrera política como líder de la Unión Democrática de Centro (UDC) en el cantón de Zúrich, ciudad donde estudió y se doctoró en Derecho. En 1979 logró ser elegido diputado y, desde entonces, ha defendido en el Parlamento Federal sus posiciones nacionalistas y antieuropeas. La inmigración ha ocupado un lugar central en el discurso de Blocher, nacido en la Suiza alemana, que ha culpado a los extranjeros, especialmente a los africanos y a los balcánicos, del aumento de la delincuencia en el país.
En 1999, un tribunal de Zúrich lo acusó de intentar minimizar los efectos desastrosos de la política comercial y de refugiados de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. Blocher había criticado el fondo creado por el Gobierno suizo a favor de las víctimas del holocausto. En temas económicos, siempre ha defendido las subvenciones a los agricultores, entre los que se encuentra buena parte de su base electoral.
En el país donde nunca pasa nada, con un 20% de extranjeros entre su población, esta vez ha pasado algo importante. Aunque según el sistema suizo, el partido más votado no forma gobierno, el 29 por ciento obtenido por la Unión Democrática de Centro, una proporción jamás alcanzada por ningún partido político en Suiza, tendrá su repercusión en el gobierno colegiado, así como en la relación del país helvético con los inmigrantes y con la Unión Europea. La Unión Democrática de Centro liderada por el ministro de la Policía, Christoph Blocher, ha más que doblado su representación parlamentaria en los últimos ocho años.
La UDC, que basó su campaña en la inseguridad y la criminalidad por la presencia de extranjeros, ha mejorado en 4,2 puntos su posición de 2003, cuando también fue el partido más votado con el 26,7 por ciento, y obtiene 62 de los 200 escaños de la cámara baja o Consejo Nacional.
Su campaña muy polarizada y agresiva, con mensajes simples como el famoso cartel de las tres ovejas blancas expulsando de Suiza a un congénere negro, ha calado hondo en su base electoral natural, el medio rural y la Suiza alemana. Pero en esta ocasión se ha extendido también por las regiones francesas, más ajenas a su cultura política, y la UDC se ha convertido en el primer partido en la multinacional Ginebra, sede de decenas de organismos internacionales.
La caída del Partido Socialista a menos del 20 por ciento de los sufragios -ha perdido a nueve de sus diputados- refuerza aún más el peso relativo de la UDC, a lo que contribuye también el estancamiento de la derecha clásica representada por los radicales y los democristianos.
En lo inmediato, la clara victoria de la UDC salva la presencia de Blocher en el gobierno de Berna, cuando éste sea elegido por el Parlamento el 12 de diciembre, ya que no parece factible que con estos resultados el polémico dirigente sea vetado. Como parte del gobierno cuatripartito, la UDC usará el sistema de 'democracia directa' que se basa en la convocatoria de consultas populares para adoptar iniciativas legislativas en varios polémicos proyectos que afectan a los extranjeros. Uno de ellos, el de expulsar del país a los delincuentes extranjeros, y a sus familias si son menores, ya ha recogido más de 30.000 firmas en los últimos meses, y la UDC no descarta llegar a las 100.000 necesarias para convocar un referéndum. La recogida de las firmas, bajo el eslogan 'el vaso ya está lleno' se ha hecho con inusitada rapidez, lo que demuestra, a juicio de sus promotores, 'que existe una gran preocupación entre la población'.
Otro de los controvertidos proyectos que defiende la UDC es la prohibición de que se construyan más minaretes en territorio suizo. Pero la victoria del partido ultranacionalista también puede tener consecuencias para la vía bilateral abierta con la Unión Europea, tras el rechazo en 1992, en referéndum, a la adhesión al Espacio Económico Europeo. La UDC es decididamente antieuropea y defiende una Suiza 'independiente, neutral, fuera de la UE y soberana'. 'Si Suiza fuera miembro de la Unión Europea, con el euro habría perdido su poder de adquisición', afirma uno de sus diputados, Oskar Freisenger. 'Si no tiene cuidado, puede acabar como los grandes imperios del pasado: en la basura de la historia'.
En un futuro cercano, los suizos tendrán que votar en referéndum la extensión de la libre circulación a los ciudadanos de los dos nuevos miembros de la UE, Rumanía y Bulgaria, y de aquí a 2009 probablemente deban acudir a las urnas para confirmar la libre circulación con los otros miembros de los Veintisiete. En 2005, la UDC se dividió sobre el voto en el referéndum para ampliar la libertad de circulación a los diez países que se sumaron al club comunitario en 2004, cuando el sector moderado del partido apoyó el 'sí'. Sin embargo, la tendencia 'blocherista' de la formación parece consolidarse y ayer su presidente pidió la cabeza de Samuel Schmid, el segundo ministro de la UDC, que representa a ese sector moderado.
La Unión Democrática de Centro (UDC), un partido nacionalista y xenófobo, ganó las elecciones legislativas del domingo en Suiza, con un 29% de los votos. El Partido Socialista quedó segundo, con el 19%.
UDC lograron un 2,7% más de sufragios que en los comicios de 2003 y tendrán 62 de los 200 escaños del Parlamento (siete más). Sin embargo, será insuficientes para llegar al poder, pues socialistas y democristianos podrían reeditar la coalición de gobierno de las últimas décadas. Los socialistas tendrán 43 diputados, tras perder 4,2 puntos y nueve escaños.
El Partido Demócrata-Cristiano, en cambio ha ganado tres escaños y dispondrá de 31, tras subir dos décimas su porcentaje de voto y llegar al 14,6%. El conservador Partido Radical Democrático se queda con 31 diputados, tras lograr el 15,6% de los votos (1,7 puntos menos) y perder cinco escaños. Por último, los ecologistas tuvieron un gran éxito, al obtener 23 escaños (diez más) y un 11% de los sufragios (3,6 puntos más).
LA OVEJA NEGRA
El borrego ha sido la indiscutible estrella de la campaña electoral. Todo comenzó con un cartel de propaganda electoral de la Unión Democrática de Centro (UDC), con tres borregos blancos sobre un pasto con la bandera suiza, mientras uno de ellos expulsa de una patada a una cuarta oveja negra.
El cartel despertó repudio en parte de la población, de las organizaciones sociales y de muchos partidos políticos que rechazaban el cartel por atentar contra los derechos fundamentales de los extranjeros.
El borrego se convirtió en el símbolo de la batalla electoral, y la 'contra-campaña' comenzó.
El Partido Obrero Popular (POP) diseñó un cartel casi idéntico al de la UDC en el que se veía a un borrego amarillo, uno negro y uno blanco que expulsan a una oveja ataviada con la bandera de la formación de ultraderecha. Bajo el dibujo, el cartel del POP rezaba 'Por más diversidad', mientras que el de la UDC decía 'Por más seguridad'. Similar afiche editó el Partido Socialista, quien publicó un cartel en que los tres borregos blancos expulsaban a la mascota de la UDC, el enano macho cabrío Zottel.
Incluso el Partido Radical, de derechas, se sumó a la contra-campaña. Las mujeres de la formación publicaron un cartel en el que se veía un torso desnudo de un musculoso hombre negro y sobre impresa la frase 'Cazar al borrego negro? Nosotras no'.
Después, la moda y la imaginación se extendieron y los borregos de colores aparecieron por calles, camisetas, pancartas y señales de tráfico.
El conocido símbolo del ying y el yang se reconvirtió en un borrego blanco y uno negro abrazados.
Y uno de los dibujantes más conocidos de Suiza, Racalbuto, publicó una ilustración en el que se veía una oveja blanca de cada partido, y una negra que decía 'tengo un sueño', parafraseando al líder afroamericano Martin Luther King en su mítico discurso contra la discriminación racial.
El día de la jornada electoral, varios candidatos de izquierda portaban corbatas con ovejas de colores, y dado que las primeras proyecciones dan como vencedor de los comicios a la UDC, la polémica sobre
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