Si hay un nombre que pone a temblar a los administradores de la cosa pública de Cataluña es Alba. A día de hoy sólo Manuel Trallero recuerda de tanto en tanto esa palabra maldita para los barandas, algo así como el villano de Harry Potter para los alumnos de Howarts. Alba es el paradigma del estado autonómico en general y de Cataluña en particular. Si lo vemos desde nuestro punto de vista, Alba es la historia de un fracaso, y un aviso de lo que nos viene encima si seguimos los cantos de sirena de quienes defienden la asunción de competencias como la solución de todos los males habidos y por haber. Cataluña tiene asumidas las competencias en protección de menores, servicios sociales y sanidad desde hace décadas; las competencias en justicia (personal) y seguridad ciudadana son más recientes, pero anteriores al affair Alba. En este caso no funcionó ninguna de las competencias enunciadas, ni el hospital supo poner la alarma, ni los servicios sociales responder una situación de emergencia, ni la policía investigar algo que era evidente, ni la justicia responder ante delitos y en conjunto no pudieron proteger a una menor que había sido repetidamente agredida por la pareja de su madre. De resultas Alba ha quedado ciega, sorda, muda y con retraso mental. Pero lo paradójico de toda la historia es que Alba además de lo expuesto es el modelo del buen catalán (en este caso buena catalana), un ser que debe ser sordo (para no escuchar las barbaridades), mudo (para que no proteste), ciego (para que no vea o no se pueda dirigir) y retrasado mental (para que no pueda pensar). Ya se encarga la madre “Cataluña” de todo eso, de oír, de ver, de hablar y de pensar por ti, encárgate sólo de vivir y de votar “lo correcto”. Alba es la trágica parábola de lo que es España y su relación con sus territorios de noreste y las élites rurales y burguesas que la dominan.
Curiosamente el caso Alba y lo que representa fue predicho hace algo más de tres decenios por la banda de rock “The Who” en una de su más conocidas obras “Tommy”.
Tommy es un niño que sufre estrés post traumático (ve la muerte de su padre en manos del amante de su madre) y queda ciego, sordo y mudo. A partir de una innata habilidad para jugar a las máquinas de pinball (las maquinitas del millón de aquí) se monta un show mediático y de aprovechados a su alrededor.
En una interpretación libérrima podemos identificar a Tommy con Alba, a la madre como Cataluña, su padre como España y el amante de la madre como el poder. El padre ha abandonado a Tommy y lo ha dejado en manos de su madre y de su amante. Cuando finalmente quiere recuperarlo (y lo mismo también quiere recuperar a su esposa) es asesinado por el amante con la complicidad de su madre. Como el niño lo ha visto todo le tienen que comer el “coco” de tal forma que se queda aislado sensorialmente del mundo exterior.
Tommy tiene una habilidad extraordinaria para jugar al pinball…
Tanto que se vuelve, sin saberlo, un ídolo de masas
Y es objeto del deseo de muchas.....
Médicos oportunistas creen que pueden recuperar con tratamientos “imaginativos” a Tommy
Su madre parece cansarse de la situación….
Y finalmente....
Dedicado a mi paisana Alba, esperando su recuperación (y hay que ver lo que se parece al Bisbal el rizos).
Etiquetas: Cateto de Pacifistán
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