Fue alguien que tuvo un papel destacado en el Movimiento por los Derechos Civiles de los negroamericanos, pero que nunca se llevó del todo bien con el Movimiento. Pensaba que Martin Luther King, jr. y sus seguidores eran demasiado moderados, y que si de verdad querían cambiar el status quo de la población negroamericana tenían que tomar una postura más radical. Era partidario de presionar más al gobierno, y no le importaba hablar de defensa propia en caso de ataque. Todas estas ideas las expuso en un libro titulado Negroes with Guns (ya ven que la asepsia nominativa no siempre fue moneda de curso). El libro no es una maravilla, pero tiene la virtud de exponer claramente las ideas, algo que mantuvo siempre, y que es de agradecer. Williams creía que había que ser flexible a la hora de adoptar estrategias que fueran encaminadas a la lucha por la igualdad. Además escribió su autobiografía, y la autobiografía While God Lay Sleeping: The Autobiography of Robert F. Williams. Durante un tiempo fue el máximo responsable dentro de la sección local de la Asociación Nacional para la Mejora de la Gente de Color (más conocido como NAACP) en Carolina del Norte. También fue uno de los impulsores de la Guardia Negra, grupo armado que tenía como misión proteger a los negroamericanos (y que contaba con el placet de la Asociación nacional del Rifle, sí, la de Charlton Heston). Pero no le importó en algunos casos no intervenir y dejar que la policía estadounidense realizara su trabajo, como en el caso de la violación de una mujer negra por parte de un americano blanco, y eso que toda la comunidad negra pedía que linchasen al violador. En otra ocasión, una patrulla de negroamericanos detuvo a un matrimonio blanco y lo llevaron a casa de Williams. Este les dijo que podían marcharse, pero se percató de que lo más seguro es que los que los habían detenido les apaleasen. Para evitarlo, invitó al matrimonio a pasar la noche en casa. La consecuencia fue que arrestaron a Williams porque estaba prohibido que una familia negra invitara a otra blanca. Como pueden ver, un manojo de contradicciones.
No es de extrañar que tuviera que exiliarse, y que marchara a países donde el antiamericanismo tuviese gran fuerza. Lo invitaron los regímenes nada democráticos de Cuba, la unión Soviética y China. Fue de uno a otro dando tumbos, desilusionándose por lo que veía. Los comunistas debieron pensar que un americano resentido con su propio país era una oportunidad que no debían perder en la lucha propagandística. Así, Fidel Castro le permitió tener un programa de radio, Radio Free Dixie, que llegaba a toda la geografía estadounidense. Pero no tuvieron en cuenta ninguno de los dirigentes comunistas que Williams luchaba para extender las libertades y derechos que tenía la población blanca a todos los demás americanos, y que no le interesaba lo más mínimo recortar derechos fundamentales. Lo suyo era aumentarlos. Así las cosas, se peleó con Castro, con los soviéticos y con Mao. Los comunistas no entendían el problema del racismo porque analizaban todo en términos de lucha de clases y marginaban a las minorías étnicas, recortaban libertades y, por último, tenían una visión de los Estados unidos que no se correspondía con la realidad compleja que Williams había vivido en su país. El resultado es que regresó a su país, pensando que si en los Estados Unidos no estaba a gusto del todo, en los países del área comunista estaba mucho peor, aunque fuera un invitado gubernamental.
Entre 1962 y 1965 fue el director (y coguionista con su mujer Mabel) del programa Radio Free Dixie, que se emitía en Cuba. (Ya ven qué incoherencia, Castro prohibiendo a los cubanos libertades esenciales y permitiendo a un estadounidense que las reclamase en Estados Unidos). El programa se caracterizó por poner la mejor música negroamericana del momento: jazz, blues, soul. Sonaron gente como Leadbelly, Joe Turner, Max Roach, Otis Redding, Nina Simone, o Josh White. Williams tenía unos gustos artísticos influidos por el Black Arts Movement, grupo artístico político muy avanzado, que rechazaba todo el arte costumbrista y promovía un arte de vanguardia, aunque fuera de vanguardia negra. Junto a la música, las proclamas de Williams, como cuñas publicitarias. Proclamas que buscaban imbuir a la población negroamericana de un sentimiento de confianza en ellos mismos y de orgullo negro. A pesar de que Williams creía en la acción directa, sabía que esta no servía de nada si los suyos no confiaban en sí mismos. Y a ello se dedicó: a denunciar la situación de subordinación de los negros allí donde se diese, a desmontar los prejuicios raciales, a insuflar confianza a sus oyentes, y a pelearse con la facción nacionalista del Movimiento y a reclamar un internacionalismo, quizás algo ingenuo pero siempre necesario.
(Escrito por Garven)
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