En cuanto al puterío (III)
28 de Octubre de 2008 - 09:26:26 - Pío Moa
Según la definición habitual, puta o prostituta es la mujer que entrega su cuerpo (eufemismo) por dinero, o que hace negocio de ese "cuerpo". En la acepción popular, puta es también la que no controla sus instintos y se insinúa o se acuesta "con cualquiera", hasta pagando ella. También se emplea como sinónimo de mujer "mala", es decir, de malas intenciones y actos, no necesariamente sexuales. Puto, en cambio, solía emplearse para los homosexuales dedicados al mismo comercio, aunque en la actualidad la profesión se ha extendido a muchos heterosexuales.
La sexualidad humana va unida generalmente al afecto duradero, y el puterío consiste en separarla de este para ligarla al dinero. Cierto que ni aun así la separación se completa, y en un burdel no es raro encontrar símbolos y títulos amorosos: corazones enlazados, "Tú y yo", y cosas por el estilo, entre lo grotesco y lo cómico. Por otra parte en esos mundillos no están ausentes los celos, y hasta los crímenes pasionales. Un amigo de adolescencia, de Vigo, que a los dieciséis años ya se había hecho chulo de putas, me ilustraba: "La gente se cree que una puta, como va con tantos tíos, no se enamora. Pues se enamoran más que las mujeres normales". En fin... Sería ridículo que me pusiera en plan de juez de nadie por dedicarse a estas u otras actividades por el estilo, cada cual tiene sus condicionantes y su biografía ("¿Quién no es mejor que su propia biografía?" dijo alguien. Las frases ingeniosas suelen ser falsas, pero esta me parece extraordinariamente profunda en su ironía). Pero ello no impide reconocer la realidad de que se trata de un oficio vil, que explota la degradación del deseo en necesidad.
La prostitución ha existido siempre y probablemente siempre existirá, como uno de esos males inevitables, que deben admitirse pero mantenerse marginales (aparte su mal propio, el mundo de la prostitución suele ir asociado a diversas formas de delincuencia, difusión de la droga y el alcoholismo, de enfermedades, etc.). Pero lo que llamo puterío es otra cosa. Por ejemplo, ayer aludía a El Mundo como un periódico especialmente putero. En parte me refería a los anuncios de prostitución que cubren varias de sus páginas, pero lo mismo hace el resto de la prensa, de derechas o de izquierdas (creo que el pionero fue El país, aunque no estoy seguro). Esos anuncios significan que esos periódicos están metidos directamente en el negocio de la prostitución, comparten sus ganancias y utilizan su difusión para expandirlo, aunque, hipócritamente, incluyan a veces reportajes sobre los horrores del mismo. Pero me refiero más a los amplios espacios dedicados a los avatares de los putos y las putas famosos, a la pornografía más o menos explícita de gran parte de su publicidad, etc. Creo que decía el Ciudadano Kane, uno de los creadores de la prensa amarilla, que al público le interesan sobre todo historias de sexo y de delito, y tenía bastante razón. Pero lo importante es el tratamiento de esos asuntos. Una especialidad compartida por El mundo y por El país consiste en el tono general de promoción de la actitud putera, expuesta indirectamente en reportajes que presentan la sexualidad-negocio como algo normal, propio de una actitud moderna y progresista, "sin hipocresía".
Hoy, el puterío se ha convertido en un negocio gigantesco, que lo llena todo, desde los anuncios que nos saltan a la vista en cuanto salimos a la calle, los de televisión, las modas, la publicidad, el cine, etc. Esos periódicos y medios, y muchos partidos políticos, aspiran a crear una sociedad-burdel. Y lo van consiguiendo, mérito suyo.
1 – 200 de 210 Más reciente› El más reciente»